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Por qué los gatos se obsesionan con el árbol de Navidad

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No es ningún secreto que los gatos sienten una fascinación malsana por los árboles de Navidad. Evitar que muerdan el árbol o sus adornos o, aún peor, que lo tiren, puede convertirse en todo un reto. Aunque para los humanos el árbol de Navidad es un adorno festivo, para los gatos es un objeto nuevo, estimulante y lleno de elementos que despiertan su interés, por lo que no es extraño que a veces puedan volverse locos con él.

Mantener el árbol en pie durante todas las fiestas puede convertirse en todo un reto, pero podemos conseguirlo si entendemos por qué les fascina tanto y cómo hacer que les parezca un poco menos interesante, al menos hasta el punto de no tener que sufrir por si lo tiran, ya que podrían incluso hacerse daño.

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Los gatos sienten una notable afición por inspeccionar y “atacar” los árboles de Navidad debido a una combinación de factores relacionados con su comportamiento instintivo, curiosidad natural y necesidad de estimulación física y mental. Los gatos son extremadamente curiosos y suelen investigar cualquier objeto nuevo en su entorno, pero el árbol de Navidad apela a sus instintos de una forma irresistible.

Aunque para nosotros sea un adorno festivo, para los gatos es algo extraño y totalmente diferente a lo que suelen encontrar durante el resto del año: está lleno de luces, colores y texturas interesantes que normalmente no tienen a su alcance y, por ese motivo, resulta fascinante para ellos, especialmente para los que viven en apartamentos. Su curiosidad los impulsa a olfatearlo, morderlo y trepar a él para explorarlo.

El árbol de Navidad está lleno de estímulos que, para los gatos, se asemejan a presas. Para ellos, es un campo de juegos que despierta su instinto cazador: las ramas se mueven si las tocan, las luces brillan, las guirnaldas cuelgan como serpientes, y las bolas y adornos se asemejan a pequeños animales en movimiento que se sienten motivados a cazar. Morder o golpear los adornos y tirarlos al suelo activa su instinto cazador, retroalimentando esta pasión.

Además, los gatos les encanta trepar ya que esto les permite observar su entorno desde un lugar seguro o acechar presas. Aunque en casa tengan escondites o lugares a los que subirse, esconderse entre las ramas del árbol es una invitación irresistible para satisfacer su instinto. Las texturas de las ramas, luces y adornos ofrecen una experiencia táctil única que los invita a interactuar, ya que hoy en día muchos gatos viven en interiores y no tienen ocasión de tener árboles de verdad a su alcance. Si el árbol es natural les resulta aún más fascinante, ya que desprende olores que pueden ser estimulantes para el gato.

Pero no todo es positivo: para algunos gatos, el árbol de Navidad puede representar un cambio en su territorio que los pone en alerta. Esto, sumado al aumento de personas en casa y cambios en las rutinas, puede llevar a los gatos a comportarse de forma más exploratoria o incluso destructiva como respuesta al estrés, y el árbol se convierte en un blanco ideal para descargar dicho estrés debido a su combinación de factores estimulantes.

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Sabiendo todo esto, puedes optar por dos estrategias: o intentar mantener a tus gatos alejados del árbol o, si no quieres privarles de esta interesante experiencia anual, al menos procurar que no sea destructiva.

Hay diversos modos para hacer que el árbol resulte menos atractivo para los gatos. El más simple es rociar las ramas con olores que no les gusten, como cítricos o vinagre diluido en agua. Esto no garantiza que no vayan a acercarse, pero como mínimo hará que no les apasione tanto. También es mejor optar por árboles artificiales si tienes gatos, ya que los auténticos desprenden muchos aromas que les atraen.

A la hora de decorarlo, hay que considerar qué adornos colocamos: los objetos tintineantes son los que más les estimulan, especialmente cuando descubran que tocándolos hacen que suenen. Es mejor prescindir de ellos o colocarlos en las ramas más altas, donde tengan menos opciones de alcanzarlos. También hay que tener en cuenta que los adornos brillantes o con acabados metálicos atraen poderosamente su atención, ya que reflejan la luz y crean destellos.

Finalmente, todo aquello que cree la impresión de ser una presa en movimiento es para los gatos una invitación a interactuar. Cuanto más ligero y fácil de derribar sea algo, más probabilidades habrá que intenten “cazarlo”. Esto incluye los adornos que se balancean, las luces parpadeantes (mejor optar por luces fijas o que cambien de color paulatinamente) e incluso las guirnaldas, ya que al moverse crean un estímulo semejante a animales que se arrastran. Hay que tener especial cuidado con elementos pequeños o rompibles, ya que podrían tragárselos y ahogarse.

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A la hora de colocar el árbol, es mejor hacerlo en una esquina y asegurarse de que la base esté bien sujeta. Incluso si se trata de un árbol artificial, ponerlo en una maceta grande y enterrar la base le dará mayor estabilidad y evitará que se caiga en caso de que los gatos trepen a él. Para afianzarlo aún más, puedes colocar piedras pesadas sobre la tierra o los soportes.

Hacer un árbol de Navidad “a prueba de gatos” es una tarea complicada y tal vez no lo consigas al cien por cien, pero cuanto menos puedes convertir este imprescindible elemento navideño en algo seguro para tu mascota y transformar una preocupación en una agradecida novedad estacional.