España se enfrenta al mayor incremento de casos de hepatitis A en casi una década, con cerca de un millar de diagnósticos desde enero, lo que ha llevado al Ministerio de Sanidad a activar junto a las comunidades medidas de prevención —campañas dirigidas a los grupos más afectados, vacunación de los colectivos de riesgo…— y alertar al Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC en sus siglas en inglés).
“Durante 2024, se han notificado 894 casos de hepatitis A, lo que representa un aumento significativo en comparación […] con años previos y una tendencia creciente en dicha notificación [de nuevos diagnósticos]. Este incremento ha afectado a la mayoría de las comunidades autónomas” y requiere “establecer las recomendaciones necesarias para reducir la incidencia”, puede leerse en un informe de Evaluación Rápida de Riesgo (ERR) publicado el pasado 20 de diciembre por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES).
Las ERR son un instrumento relativamente inusual —suelen elaborarse menos de una decena al año— cuya función es analizar el riesgo potencial para España de los eventos de salud pública más relevantes que suceden en el país y fuera de sus fronteras. La anterior gran oleada de casos de hepatitis A registrada en España se inició a finales de 2015 y alcanzó su pico en 2017, con más de 4.000 diagnósticos.
Carmen Varela, responsable de la vigilancia de enfermedades transmitidas por agua y alimentos en el , explica que a pesar de que la incidencia de la enfermedad todavía no alcanza los niveles de la anterior década, el cambio de tendencia observado en los últimos meses ha llevado a las autoridades sanitarias a tomar medidas para “controlar la evolución de la incidencia y proteger a los grupos de riesgo”.
La hepatitis A es una infección del hígado causada por un virus que se transmite de persona a persona por vía fecal-oral. “De todas las hepatitis víricas, afortunadamente, es de las menos graves, aunque puede producir cuadros clínicos importantes en algunas personas”, sostiene Daniel Troncoso, miebro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS) y que ejerce en el Hospital de La Princesa de Madrid.
Los grupos más vulnerables en caso de contraer la infección son los enfermos con dolencias crónicas del hígado, pacientes trasplantados e inmunodeprimidos, y personas diagnosticadas con el VIH, entre otros. Para estos colectivos, la vacunación frente a la hepatitis A está siempre recomendada, pero ahora se están reforzando las actuaciones destinadas a inmunizar al mayor número posible de personas con estos perfiles.
Según datos del CNE, los 894 casos diagnosticados en España en la semana 46 del año —que acabó el pasado 17 de noviembre— eran ya casi el triple de los notificados en todo 2023, que fueron 336, y las previsiones son que esta cifra haya crecido en las últimas semanas del año debido nuevos positivos y retrasos de notificación. Las comunidades más afectadas en números absolutos son Andalucía (166 casos), Madrid (161) y Cataluña (114), aunque en relación a la población han sido Baleares (3,8 casos por 100.000 habitantes), País Vasco (3,1) y Canarias (2,6) las que han registrado mayores incidencias.
Troncoso cuenta que la incidencia de la hepatitis A ha estado históricamente relacionada con pobres medidas higiénico-sanitarias: “El virus se propaga a partir de las heces, así que el número de casos será mucho mayor allí donde peores redes de alcantarillado haya y más probable sea que las aguas fecales entren en contacto con la cadena alimentaria en algún punto, aunque sea como agua de riego”.
Una de estas ocasiones suelen ser los brotes con origen en un bar o restaurante, que están causados por una mala higiene de algún trabajador infectado. Uno de los mayores brotes ocurridos en España en los últimos años fue en 2019 en Cartagena (Murcia), con 29 afectados —siete hospitalizados—, que obligó a vacunar a 4.000 personas.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com