Comité Olímpico Internacional, mitad empresa comercial mitad ONG

Una de las últimas decisiones de Juan Antonio Samaranch padre al frente del Comité Olímpico Internacional (COI) fue lo que muchos describieron entonces como un conmovedor acto de simetría: en mayo, nombró a su hijo, Juan Antonio Samaranch Jr., miembro de la asamblea olímpica, lo que suscitó acusaciones de nepotismo. Varios contaron entonces que numerosos miembros del COI le dijeron que el nombramiento de su hijo mancharía su reputación y la del COI, pero Samaranch se mostró indiferente, como siempre. “No me importa”, dijo.

Samaranch padre, viejo falangista de camisa azul cuando concejal de Deportes del ayuntamiento de Barcelona en los años 50, luego presidente de su Diputación, Delegado Nacional de Deportes (actual cargo de presidente del Consejo Superior de Deportes), miembro del COI desde 1966, más que un tránsfuga acomodaticio fue un verdadero maestro de la realpolitik comercial, maquiavélico, decían sus rivales y no podían disimular su admiración, y, ya muerto Franco, primer embajador de España en la Unión Soviética desde 1936. “Utilizo la política para beneficiar al deporte, no a la inversa”, explicaba para fundamentar teóricamente su concepto germinal de universalidad olímpica, y en la práctica acabó con los boicoteos que entre Moscú 80 y Los Ángeles 84 amenazaron con acabar con los Juegos Olímpicos para siempre. Mantuvo el boicot a Sudáfrica en los años del apartheid y al Afganistán talibán, pero logró que se organizaran unos Juegos en Seúl, Corea del Sur, después de negociar con Corea del Norte, acabó con la exclusión de China, y hasta logró organizar unos Juegos en Pekín. Los Juegos de Barcelona por él impulsados se consideran piedra angular del despegue del deporte español, acabó con el amateurismo que dejaba fuera de los Juegos a los mejores deportistas del mundo, creó el programa TOP de patrocinio con el que comercializó en exclusiva el símbolo de los cinco aros, una de las marcas más exclusivas del mundo, y dio consistencia institucional a todo el entramado, y consolidó el liderazgo ideológico del olimpismo en el deporte mundial por encima de las federaciones internacionales, liderando la creación del Tribunal Arbitral del Deporte y de la Agencia Mundial Antidopaje.

— ¿Habría que gestionar entonces el COI más como empresa económica que como ONG?

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