—¿Qué necesidades tienen las refugiadas supervivientes de violencia de género cuando llegan a un país de acogida como España?
—Quiero darle la vuelta a esto. Claro que llegan con necesidades, pero me gustaría que no solo viéramos sus vulnerabilidades: no podemos perpetuar el estereotipo de que son débiles. Quiero resaltar su fortaleza, quiero que las veamos como el motor de cambios en sus comunidades. Mujeres que asumen nuevas funciones, que tienen capacidad de recuperarse, de avanzar, de convertirse en referentes; de liderar asociaciones para atender a otras mujeres que han pasado por su situación.
Acnur promueve la campaña 16 días de activismo en contra de la violencia de género, que comenzó el 25 de noviembre (Día Contra la Violencia de Género) y termina el 10 de diciembre (Día Internacional de los Derechos Humanos) para revitalizar los compromisos y llamar a la acción, con especial foco este año en las asociaciones lideradas por mujeres refugiadas.
Cuesta aportar datos, dice Menéndez, porque muchas mujeres desplazadas que sufren violencia de género no lo comunican, no denuncian. “Se considera una cuestión de la esfera privada en sus países, es un tema tabú”, dice. Acnur realizó no obstante una encuesta a 42.000 mujeres y niñas de 19 países en 2020. El 50% afirmaban haber sufrido violencia de género. Menéndez añade tres datos más: 230 millones de niñas o mujeres han sufrido mutilación genital femenina (MGF), las mujeres desplazadas forzosamente tienen un 20% más de riesgo de sufrir violencia en la pareja y para 2030 va a haber nueve millones de niñas casadas forzosamente. Algunas consiguen librarse de esos matrimonios, como la maliense Aminata Soucko, que vive en Alfafar (Valencia). Tras poner una denuncia y divorciarse (“Fui la primera de mis compatriotas en hacerlo en España”, asegura), desde 2013 ayuda a mujeres llegadas de todas partes de África que han sufrido matrimonio forzoso o MGF a reconstruir sus vidas en España. Así trabajan y así son las herramientas que utilizan las asociaciones Red Aminata, Espacio Rojo y Save a Girl, Save a Generation.
Cuando acuden a Red Aminata lo hacen en busca de alguien que las escuche, que las entienda, que las ayude a pedir cita para solicitar asilo. “Hay mujeres que han escapado de la trata. Otras llegan muy desorientadas. Las hay que piden información y que cuando están preparadas inician el proceso de reconstrucción”, cuenta. Se refiere a la operación que les reconstruye sus genitales. Una vez se han sometido a ello, Soucko las visita en sus casas, hace el seguimiento de la cura, les da apoyo emocional. “Muchas de estas mujeres no han sido del todo conscientes de la violencia que han sufrido. Por eso es tan importante el trabajo de estas asociaciones”, añade Menéndez.
Las trabajadoras sociales llaman a Espacio Rojo y mandan allí a las mujeres a las que atienden. “Nosotras no somos especialistas, no somos una entidad de asistencia psicosocial, pero sí ofrecemos espacios seguros para que las mujeres creen vínculos entre ellas a través del arte”, cuenta Moreira.
Cuenta Hayat Traspas que las mujeres que llegan a Save a Girl, Save a Generation son jóvenes, madres, sin educación formal, pero con muchas ganas de aprender, de hacer cosas, de abandonar su tradicional rol pasivo. “Hasta entonces, las circunstancias de su vida se lo habían impedido”, dice Traspas, que lidera la ONG junto con su madre. Desde 2007 ofrecen “algo tan simple como información veraz, eso es lo que necesitan para convencerlas de que las prácticas que han sufrido están mal”, cuenta. Muchas han sufrido malos tratos, han sido obligadas a casarse o incluso se les ha practicado la mutilación genital.
Estas violencias en el país de origen o en el tránsito hacia un país de acogida, asegura Menéndez, especialista en temas de género de Acnur, pueden dar derecho al asilo. Traspas coincide con Menéndez en resaltar la fortaleza de estas mujeres, que arrancan de cero en un nuevo país. “A veces es la segunda vez que empiezan de nuevo”, aclara, pues España no es su primer lugar de acogida. En la asociación imparten ahora un taller de teatro que durará hasta mayo, cuando se realice una pequeña representación. “El cuerpo cuenta más que las palabras”, afirma Traspas, y más cuando a estas mujeres les falta el idioma. “El teatro te transforma”, añade.
Source: elpais.com