Incluso en el propio Barça hay alguna duda Todavía queda recorrido por la vía de los tribunales y, en el supuesto de que el fallo del juzgado de primera instancia sea también negativo como el del mercantil —la demanda cuestiona al sistema—, el club tiene la opción de vender a mitad de precio, unos 100 millones, un paquete de los palcos VIP del futuro Camp Nou. Aunque no sería el mejor de los negocios por la premura de tiempo, Relevo anunció que Laporta ya mandó la documentación para que pueda ser validada por LaLiga. Y si no, quedaría la posibilidad de presentar un aval del presidente o alguien de la directiva, por 60 millones, que es la cantidad necesaria para regularizar la situación financiera con LaLiga.
como un modus vivendi en el Barça. El riesgo, la improvisación, la capacidad para llegar hasta el límite y la habilidad para encontrar las fórmulas más insospechadas a fin de sortear a unos poderes presumiblemente fácticos, han pasado a ser aceptadas como la única manera de sobrevivir a la ruina heredada de Bartomeu. La garantía de Laporta sigue siendo aquel equipo triunfal que presidió sobre la apolillada alfombra que dejó Gaspart.
Las mentiras que empezaron con la continuidad de Messi no penalizan y la picaresca se aplaude como treta propia de un presidente valiente y carismático que no duda en pagar comisiones por contratos plagados de cláusulas de confidencialidad que se dan por buenas para que la pelota continúe en juego en la Copa, la Supercopa, la Liga y la Champions. Hay varios acuerdos suscritos a largo plazo, especialmente con Nike y Spotify, y algunas hipotecas con fondos de inversión por conceptos como los derechos de televisión que condicionarán el futuro del Barça.
Las cantidades que tendrá que devolver a medio y largo plazo serán difíciles de asumir para un club que, además, arrastra una deuda bruta que algunos medios estiman en unos 1.300 millones y, paralelamente, deberá responder a un crédito de unos 1.400 millones por el Espai Barça. El modus operandi de Laporta ha provocado la salida del club de más de 20 ejecutivos, de algunos directivos y de los avaladores que le rescataron para regresar al palco del Camp Nou: José Elías y Eduard Romeu.
La mayoría se sorprendió por la falta de un CEO y de un plan estratégico y de negocio en un club que supuestamente debería funcionar como una gran compañía y que no se ha sabido capitalizar adecuadamente después de la fallida salida a bolsa a través de su filial de contenidos Barça Media. Quizá porque quedó escarmentado en su anterior mandato por la conducta de algunos directivos, el modelo personalista y populista de Laporta funciona ante una oposición atomizada camino de las elecciones de 2026.
Los críticos reiteran que el proceder del presidente somete al club a un desgaste institucional evitable y que deteriora la marca Barça. El desprestigio sería enorme si no se pudiera inscribir a tiempo a Olmo, el único fichaje de la temporada, adquirido por 47 millones, después de que se especulara también en verano con Laporta se permitió anunciar después que si no se había inscrito a Olmo en verano era porque el club no había querido, una afirmación que tres meses más tarde suena a reto después del fiasco en el inicio de la Liga.
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Source: elpais.com