Joj Drob Karam, de 76 años, y su hija, Najat Karam, de 37, tuvieron que abandonar su casa en el sur del Líbano. La plaza de los Mártires es un lugar tristemente icónico en otras tragedias recientes. Durante la guerra civil libanesa (1975-1990) establecía la divisoria entre las dos partes enfrentadas en la ciudad. En 2019 acogió protestas contra el Gobierno.
De izquierda a derecha: Sahier Rahal, Fatima Rahal, Hanan Rahal y Hanine Rahal. Toda la familia huyó desde el sur del Líbano por los ataques de Israel. Llevan una semana durmiendo frente a la plaza de los Mártires. Dentro del material distribuido por las ONG se encuentran estuches con pinturas para que los niños se entretengan.
A partir de que los primeros desplazados abandonan sus hogares, urge poner en marcha las primeras ayudas. Entidades como la Agencia de la ONU para los Refugiados activan sus planes de emergencia para que el material llegue en las siguientes horas desde que comienza el conflicto. Acnur y sus socios en el Líbano han distribuido 161.602 artículos básicos de socorro, incluidos colchones, mantas, utensilios de cocina, kits de higiene y lámparas solares a 91.832 afectados desde el 23 de septiembre y hasta el 22 de octubre. Acnur (o UNHCR, en inglés, las siglas que aparecen estampadas en cualquier material o vestimenta) cuenta con un almacén a las afueras de Beirut desde el que distribuye el material.
Una trabajadora de Acnur coordina el envío de kits de emergencia en un almacén en la periferia de Beirut el pasado 11 de octubre. Tras consultar con el Ministerio de Salud Pública del Líbano, Acnur está en proceso de adquirir 10 ambulancias para evacuar a heridos y trasladar pacientes críticos entre hospitales.
Un equipo de la fundación Makhzoumi, socia de Acnur, ayuda con la distribución de material de socorro el pasado 2 de octubre en Beirut. Es habitual que Acnur se apoye en ONG locales para entregar la ayuda.
Un niño desplazado lleva un colchón de Acnur frente a un hospital de Beirut, en el que se refugia junto a su familia tras verse obligados a huir de su hogar.
La discoteca Skybar se ha convertido en un refugio que acoge a 400 desplazados y refugiados desde hace cuatro semanas. Contaba con un aforo de 2.000 asistentes cuando operaba como club los fines de semana. Tras tres años cerrada, reabrió en 2023, justo cuando se cumplían 20 años de su inauguración. Los aficionados a la música electrónica han sido sustituidos por desplazados por la guerra. Se encuentra a un kilómetro de la plaza de los Mártires.
Dalal, de 75 años, es de Tiro, una ciudad costera a 80 kilómetros al sur de Beirut que el ejército israelí comenzó a bombardear el 27 de septiembre. Dalal tuvo que abandonar su casa junto a 16 familiares. Fue una de las tres primeras familias en instalarse en el Skybar. Cuenta que el dueño de la discoteca repartió chocolate entre los niños por valor de 2.000 dólares nada más convertirlo en un refugio.
Zahar, libanesa de 43 años e hija de sirios (al fondo, doblando las toallas), tuvo que huir de Nabatieh junto a los nueve miembros de su familia. Están alojados en el Skybar. Lo que más le preocupa es la escolarización de los niños y jóvenes.
Dos trabajadores de una empresa de construcción colocan una lona de Acnur sobre una estructura de madera el pasado 19 de octubre. Esta forma de dividir un aula de una escuela de Beirut garantiza una mayor intimidad para las 500 familias de desplazados que se han instalado en este refugio oficial.
Ibtissama Nasser Deen procede de Dahieh, el suburbio de mayoría chií al sur de la capital. Abandonó su casa y desde entonces duerme en el suelo de una escuela de Beirut, otro refugio como el Skybar, en este caso habilitado por el Gobierno libanés.
Un millón y medio de refugiados sirios vive en el Líbano, una cifra que ha ido creciendo desde que estalló la guerra en Siria en 2011. Según Acnur, 297.000 de ellos han huido de vuelta a Siria, a pesar de la frágil situación del país. Otros 34.000, que continúan en el Líbano, se han visto obligados a marcharse por segunda vez de sus hogares desde octubre del año pasado. Aunque se ha producido un aumento de los cruces fronterizos del Líbano a Siria, la mayoría de los desplazados permanecen dentro del Líbano.
Shaza, una refugiada siria de 59 años, se vio obligada a abandonar Burj al Barajne, al sur de Beirut, donde se encuentra un campamento de refugiados palestinos desde 1948. Huyó junto con 30 miembros de su familia. Se han asentado en un piso provisional de la capital libanesa. Israel amplió su ofensiva al bombardear u ordenar la evacuación de asentamientos de palestinos en diferentes partes del país.
Shaza forma parte del millón y medio de refugiados sirios asentados en el Líbano. Acnur, que proporciona alimentos, agua, mantas y colchones en cinco pasos fronterizos, ha registrado a fecha de 22 de octubre el paso a Siria de 425.000 desplazados (el 70% son sirios y el 30% son libaneses). El 3 de octubre Israel voló la carretera que atraviesa Masnaa, el principal paso entre los dos países. Los desplazados aun así seguían traspasando la frontera a pie.
Trabajadores de Acnur visitan a la familia de Shaza en su piso temporal de Beirut el sábado 5 de octubre. Filippo Grandi, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, “agradeció profundamente la generosidad del Líbano al acoger a tantos refugiados a lo largo de los años”.
Filippo Grandi, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, y trabajadores de Acnur transitan por un barrio de Beirut, el pasado 6 de octubre. “He sido testigo hoy del trágico coste que esta guerra se está cobrando en comunidades enteras”, declaró. Grandi se reunió con el primer ministro, Najib Mikati, otros altos funcionarios y representantes de la comunidad humanitaria. Visitaron varias escuelas que se han convertido en refugios. El alto comisionado se reunió con familias de desplazados libaneses y de refugiados sirios en uno de estos centros. “La población no debe pagar el precio por el inmenso fracaso a la hora de encontrar soluciones políticas y de poner fin a este círculo vicioso de violencia”, añadió.
Source: elpais.com