En la ciudad del norte de Italia ya estaba vigente desde 2021 la prohibición de fumar en gran parte de los espacios públicos, como las paradas de los transportes, los parques, las zonas de juegos infantiles, las áreas verdes, los cementerios o las gradas de las instalaciones deportivas. La normativa antitabaco se aprobó en 2020 y contemplaba un incremento gradual de las restricciones, hasta llegar a 2025, cuando se aplicará la prohibición total. Sin embargo, en la práctica, la ley apenas se cumple, y tampoco hay grandes controles que garanticen su aplicación.
Hasta el momento, la intención del Ayuntamiento de la ciudad ha sido más disuasoria y de concienciación que punitiva. En los primeros tres años de aplicación de las restricciones antitabaco, el consistorio puso un total de solo quince multas en parques y paradas de autobús. La concejala del ayuntamiento de Medio Ambiente y Zonas Verdes, Elena Grandi ―que como el alcalde Giuseppe Sala pertenece a una coalición de partidos de izquierda y ambientalistas― ha reconocido que la disposición de ampliar a toda la ciudad las prohibiciones ya vigentes en algunas zonas “es ante todo una acción de sensibilización que pretende desincentivar estilos de vida que sabemos que son perjudiciales para la salud de todas las personas, no sólo de los fumadores”.
La política ha recordado, además, que, según los estudios de la administración regional, el consumo de cigarrillos es el responsable del 7% de las emisiones en el ambiente de partículas finas, que son capaces de adentrarse en los pulmones e incluso llegar al torrente sanguíneo ocasionando enfermedades cardiovasculares y respiratorias. “Hablamos de una medida que pretende ser una acción concreta de la que todos puedan beneficiarse, tanto en términos de salud personal como de bienestar general. El comportamiento de los individuos puede marcar la diferencia y contribuir a mejorar la calidad del aire de nuestra ciudad”, ha señalado Grandi en un comunicado.
El concejal de Europa Verde ha hecho autocrítica y ha aceptado los errores de la iniciativa: “La prohibición de fumar está muy bien, pero qué lástima que ni siquiera se haya hecho una mínima campaña informativa, teníamos cuatro años por delante”. Monguzzi ha reconocido abiertamente el fallo de la primera parte de la prohibición, que lleva tres años en vigor. “Ha sido un fracaso, se ve por las pocas multas. Pensaba que, dados los errores del pasado y la importancia de la iniciativa, las cosas se harían en serio ahora”.
La estricta normativa antitabaco de Milán se enmarca en el Plan Clima Aire de la administración local, una especie de hoja de ruta lanzada en 2019 para alcanzar las emisiones cero en 2050, y que pretende reducirlas un 45% en 2030. El cerco al tabaco es un apartado dentro de una estrategia más articulada que contempla medidas sobre el tráfico rodado, las calefacciones, la transformación del transporte público en eléctrico, la instalación de estaciones de recarga para vehículos eléctricos, la eficiencia energética de los edificios públicos o el aislamiento térmico de los comercios, entre otras.
El norte de Italia, y en particular la llanura Padana, tienen un grave problema con la contaminación ambiental. Numerosos estudios certifican que en las provincias italianas de Milán, Cremona y Monza se respira el aire más contaminado de Europa.
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Source: elpais.com