El 31 de diciembre, después de que la patronal descartara la documentación presentada para regularizar su situación, el Barcelona “solicitó a la Federación una nueva licencia para los jugadores Dani Olmo y Pau Víctor”. Ocurre, sin embargo, que la RFEF asegura que no tiene las facultades para realizarlas. “Nosotros no podemos hacer nada si no hay un visado previamente aprobado por LaLiga en el que certifica que el club cumple todos los requisitos para que ese jugador obtenga la licencia”, concluyen en Las Rozas.
La Federación no tardó en enviar la respuesta al Barcelona. Fue entonces cuando en los despachos de la entidad azulgrana volvieron a barajar la posibilidad de conseguir la documentación necesaria para que la LaLiga validara la venta de los asientos VIP del nuevo Camp Nou, es decir, la de volver a insistir a la patronal.
Después de haber dado el visto bueno a Barça Vision en 2022, una operación que se tradujo en un agujero económico de 141 millones de pérdidas en el último ejercicio, LaLiga observa con atención cada documentación presentada por el Barcelona en la venta de sus activos para ajustarse al fair-play financiero.
“Tuvieron cuatro meses para resolver la situación”, se quejan desde la patronal. Un fiasco que no solo borra a Olmo y Víctor de la plantilla de Flick, sino que también puede agudizar la dura situación económica del club: el Barça deberá pagar el traspaso de Olmo al RB Leipzig (48 millones fijos) y también los seis años completos del contrato firmado por el jugador (72). Un total de 120 millones de euros por un futbolista que solo ha disputado 15 partidos (seis goles y una asistencia) con la camiseta azulgrana. “En el club le siguen diciendo a Dani que lo van a inscribir”, cuenta un futbolista del Barcelona. Según la misma fuente, un cada vez más intranquilo Olmo insiste en el vestuario de que no se quiere mover del Barça.
El problema para Olmo es que Laporta se queda sin aliados. Sin avalistas ni inversores fiables, por ahora LaLiga y la Federación también le dan la espalda al Barcelona.
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Source: elpais.com