A lo largo de siete páginas, Scholz reclama a la presidenta de la Comisión algunas medidas que suponen una enmienda a parte de las leyes aprobada en Bruselas desde que él llegara en 2021 a la Cancillería en Berlín. Entre ellas hay normas como la directiva de sostenibilidad para las empresas, el mecanismo de ajuste de carbono en frontera (por el que se prevé equilibrar en las aduanas los productos fabricados fuera de Europa con estándares medioambientales más bajos y, por tanto, a menor precio) o elementos de la reforma del mercado eléctrico.
Vinculado a esto último y, sobre todo, a las ayudas de Estado, Scholz viene a pedir manga ancha para dar subvenciones a las industrias intensivas en consumo de electricidad. “Debe mantenerse al menos hasta 2030, lo ideal sería más allá”, reclama Scholz, apuntando a un frente que suele generar profundas divisiones en el conjunto de la UE por la desigualdad que puede crear en el mercado único que los países con más capacidad fiscal —por su propio tamaño, como Alemania o Francia, o por su baja deuda, de nuevo Alemania— aneguen de ayudas a sus empresas situándolas en posición de mercado.
El canciller une su voz al sector automovilístico europeo, que cifra en 15.000 millones al año el coste que puede suponer la entrada en vigor definitiva de estas multas. “Serán recursos que se detraerán de las inversiones”, apuntaba recientemente la patronal continental. Los fabricantes de coches son una voz muy potente en Alemania por el gran peso que tiene en su modelo productivo este sector, que se encuentra en una situación crítica al quedarse descolgada respecto de la competencia china.
En la carta, Scholz utiliza en varias ocasiones los planes esbozados por Von der Leyen para felicitarle por hacerlo y, posteriormente, indicarle el camino que cree que debe seguir. Una de las veces que lo hace mira hacia la reducción de trámites burocráticos, un objetivo anunciado por la propia presidenta de la Comisión Europea, tarea que ha encargado a uno de sus hombres de confianza, el comisario letón Valdis Dombrovskis. En este punto, el canciller alemán pide una moratoria de dos años a la directiva de sostenibilidad de las empresas, que reclama al sector privado que se haga cargo de que su cadena de valor respete los estándares medioambientales.
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Source: elpais.com