La periodista italiana Cecilia Sala lleva más de dos semanas encarcelada en condiciones pésimas en el penal de Evin (distrito de Teherán), símbolo de la represión del régimen de Irán, y bajo la acusación genérica de “haber violado las leyes de la República Islámica”. La informadora, que fue arrestada en su hotel, poco antes de tomar un avión de regreso a Roma, y apenas un par de días después de la detención en Milán de un ciudadano iraní, ha relatado a su familia por teléfono las penurias de su cautiverio: está en régimen de aislamiento severo en una pequeña celda, en la que duerme en el suelo, sobre una manta y soportando temperaturas gélidas sin más abrigo que otra colcha, y en la que la luz está encendida día y noche. En todo este tiempo no ha visto a nadie, salvo a la embajadora italiana en Irán, Paola Amadei, que la visitó durante media hora y le llevó ropa y algunos bienes de primera necesidad que los guardias todavía no le han entregado. Además, le han requisado las gafas graduadas que llevaba. “Estoy resistiendo, pero daos prisa”, clamó en la llamada, implorando que se agilicen los trámites para su liberación.
La situación es “complicada, muy delicada y muy preocupante”, en palabras de los padres de la periodista, que han pedido “discreción y reserva” a la prensa italiana. En declaraciones a los medios a la salida de un encuentro con la primera ministra, Giorgia Meloni, el jueves, la madre de la periodista, Elisabetta Vernoni, dijo que confiaba en las gestiones del Gobierno para liberar a su hija, pero que estaba muy preocupada por las condiciones de su encarcelamiento: “Se ha hablado de celdas individuales: no hay celdas individuales. Hay celdas comunes y celdas de castigo. Ella está en una de estas, evidentemente”.
El régimen de aislamiento se utiliza en las cárceles para castigar a los presos, y para ejercer presión psicológica, debido a que no ver a nadie durante periodos prolongados genera sufrimiento y malestar. En Italia, el aislamiento punitivo no puede durar más de 15 días.
Abedini no está acusado de ningún delito en Italia y solo está en prisión a instancias de la justicia estadounidense, en cumplimiento de los convenios internacionales y los acuerdos de cooperación de Interpol.
La Embajada iraní en Roma ha dado a entender que las condiciones de detención de Sala en Irán estarán recíprocamente vinculadas a las de Abedini en Italia. En una publicación en las redes sociales, el embajador Mohammad Reza Sabouri resume los hechos desde el punto de vista del Gobierno iraní y trata de minimizar la situación. Entre otras cosas, señala que la periodista ha recibido “muchas facilidades” en su encarcelamiento, como la oportunidad de hacer llamadas telefónicas y reunirse con la embajadora italiana, y que las autoridades iraníes se las concedieron por ser época de celebraciones cristianas. Según el embajador, las acusaciones contra Abedini son falsas, su detención es “ilegal”, “contraria a las normas del derecho internacional” y responde a “objetivos políticos de Estados Unidos”, por lo que “debe ser liberado” y recibir las mismas facilidades que Sala.
Abedini ha gozado de más facilidades que la periodista. Se reunió con diplomáticos iraníes tres días antes que Sala y ha hablado varias veces con su abogado. Además, según Il Corriere della Sera, dispone de una tableta en su celda, sin conexión a internet, y puede ver la televisión. Además, ha sido cambiado de prisión para que pueda recibir las visitas de su abogado o familia con más comodidad y para evitar coincidir con presos suníes condenados por terrorismo, considerando que procede de un país chií.
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Source: elpais.com