Nicolas Sarkozy vuelve al banquillo en Francia por la supuesta financiación con dinero libio de su campaña de 2007

En julio de 2007, algunos meses después de su victoria electoral, el nuevo mandatario francés viaja a Trípoli. Cinco meses más tarde, el libio fue recibido con todos los honores en una controvertida visita a París, en la cual instaló su jaima en los jardines del Elíseo.

La luna de miel acaba cuatro años después, con el estallido de las primaveras árabes en 2011. En febrero de ese año, Sarkozy afirmó que Gadafi debía “irse” e impulsó la intervención internacional en Libia que acabó con el derrocamiento y la muerte del líder, en el poder desde hacía 42 años. ¿Qué ocurrió entretanto? La respuesta, de momento, se desconoce. Pero las revelaciones sobre una presunta financiación libia ya empezaron a conocerse en el momento de la intervención militar francesa.

Entre las dos vueltas de las elecciones presidenciales de 2012, el medio de investigación Mediapart publicó un documento oficial libio que indicaba que el régimen de Gadafi habría aprobado financiar la campaña de Sarkozy con 50 millones de euros. En 2011, el hijo del coronel, Saif Al Islam Gadafi, afirmó a la cadena Euronews que el presidente francés debía devolver a Trípoli el dinero que le envió el régimen para ayudarle a ganar las elecciones. La investigación judicial empezó en 2013.

Sarkozy ya acumula dos condenas. La última se conoció el 18 de diciembre, cuando el Tribunal Supremo dictó una pena de arresto domiciliario de un año con brazalete electrónico por corrupción y tráfico de influencias, una condena inédita en el país y la primera de arresto contra un antiguo jefe de Estado. Y en febrero del año pasado, el Tribunal de Apelaciones de París lo condenó a un año de prisión por financiación ilegal de su campaña electoral en 2012. Debía cumplir la mitad de la pena y podía hacerlo en casa, pero sus abogados anunciaron un recurso ante el Supremo, lo que dejó en suspenso la condena hasta un nuevo fallo.

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