Una imagen de unidad, aunque solo fuera durante un par de horas. Los cinco presidentes vivos de Estados Unidos, republicanos y demócratas, pasados, presente y futuro, han asistido este jueves al funeral de Estado en honor de Jimmy Carter, el mandatario más longevo de la Historia, que dejó la Casa Blanca en 1981 bajo la sombra de la crisis de los rehenes en Irán y una economía en declive, pero que desarrolló una larga y admirada carrera humanitaria hasta su muerte el pasado 29 de diciembre a los 100 años.
En los bancos de la Catedral Nacional de Washington, el jefe de Estado saliente, Joe Biden, y su esposa, Jill, presidían la ceremonia junto a la vicepresidenta Kamala Harris y su marido, Doug Emhoff. Tras ellos, las antiguas parejas presidenciales de Bill y Hillary Clinton, y George W. y Laura Bush. A su lado, juntos por razones de protocolo, dos hombres que se rechazan de corazón: Barack Obama, que acudió sin su esposa, Michelle, y Donald Trump, acompañado de su esposa, Melania. Mientras aguardaban el comienzo del acto, el primer presidente negro de Estados Unidos y el hombre que ocupará la Casa Blanca a partir del próximo día 20 intercambiaron sonrientes algunas palabras. Entre los presentes, además de la propia familia de Carter, se encontraban también antiguos vicepresidentes como Al Gore o Mike Pence, legisladores y jueces del Tribunal Supremo. Asistía también el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
La solemne ceremonia, en un día de viento y frío helador en Washington, comenzó con una intervención de Joshua Carter, nieto del presidente fallecido, quien recordó cómo tras la salida de la Casa Blanca su abuelo acudía los domingos a su Iglesia a dar clase sobre la Biblia. Solo llegó tarde un día: había fallecido su nieto Jeremy. “Construyó casas para la gente que necesitaba vivienda. Eliminó enfermedades en lugares olvidados. Buscó la paz en cualquier lugar del mundo, donde viera una oportunidad. Le encantaba la gente”, recordó.
El fundador del Centro Carter, dedicado a tareas humanitarias que abarcan desde la observación de elecciones en todo el mundo a la lucha contra plagas, había pasado los últimos dos años de su vida bajo cuidados paliativos. Su última aparición en público, en una silla de ruedas, se produjo en el funeral de su esposa Rosalynn en noviembre de 2023.
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Source: elpais.com