La llegada de Justin Trudeau a la jefatura del Partido Liberal de Canadá en abril de 2013 generó un alivio generalizado entre los miembros de su agrupación tras años de rencillas internas y de derrotas electorales. En octubre de 2015 venció a los conservadores, instalados en el poder desde 2006, entre estruendosos aplausos y deseos de efectuar grandes cambios gracias al Gobierno mayoritario que los canadienses le otorgaron en las urnas. Trudeau anunció este lunes que dejará el cargo de primer ministro en cuanto los liberales elijan a un nuevo dirigente. No le ha quedado otra opción. Al margen del desgaste normal tras casi una década gobernando, el premier canadiense ha tirado la toalla debido a una cadena de circunstancias propiciadas en gran medida por su forma de ejercer el poder.
Tras la última cita en las urnas, en septiembre de 2021, en plena pandemia, los conservadores comenzaron a mostrar un constante ascenso en las encuestas, sobre todo a raíz de la llegada de Pierre Poilievre a la jefatura del partido en 2022. Poilievre ha sabido canalizar el desencanto hacia los liberales de Trudeau con un estilo combativo. Pese a que los sondeos mostraban una caída en su popularidad y un aumento de las preferencias hacia los conservadores, Trudeau insistió en repetidas ocasiones en que lucharía por la reelección.
Canadá ha tenido que hacer frente a diversos problemas económicos durante el tercer mandato de Trudeau. A la elevada inflación se le fueron sumando las crecientes dificultades de grandes capas de la población para acceder a una vivienda y el aumento del desempleo. Estos dos últimos factores fueron asociados en buena medida a las políticas de inmigración llevadas a cabo por el Gobierno liberal para impulsar la economía tras la pandemia. El primer ministro anunció una reducción de los cupos para las nuevas llegadas, además de otras iniciativas para tratar de reavivar las simpatías hacia su Gobierno. Sin embargo, las encuestas mostraron pocos cambios.
En este ambiente de por sí complicado, la renuncia de Freeland tuvo la fuerza de una bomba para los planes del premier canadiense. Trudeau ha protagonizado una larga lista de desencuentros con miembros de su equipo. No es un secreto que siempre ha tenido dificultades para escuchar opiniones discordantes o tolerar cualquier indicio de supuesta falta de lealtad. Jody Wilson Raybould, Jane Philpott y David Lametti son algunos de los ministros que han salido por la puerta de atrás. Sin embargo, Freeland no toleró el mismo trato.
La dirigente liberal había recibido la instrucción de anunciar una actualización del presupuesto con un considerable nuevo déficit. Los liberales de Trudeau renunciaban de este modo a su promesa de un manejo más estricto de las cuentas públicas tras el final de la pandemia. El regreso de Trump a la Casa Blanca aumentó, además, el grado de preocupación en Canadá por la necesidad de contar con un liderazgo sólido en Ottawa.
Este lunes, cuando anunció que dejará la jefatura de su partido y las riendas del Gobierno hasta que su agrupación nombre a un nuevo líder, Trudeau también informó de que había solicitado a la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, la suspensión de los trabajos parlamentarios. El órgano legislativo volverá a entrar en funciones el 24 de marzo. Dicha decisión, pensada para dar tiempo a los liberales para reorganizarse, impide que antes de esa fecha pueda darse un voto de confianza que tumbe al Gobierno. También tiene como consecuencia que todas las propuestas de ley que hayan quedado sin aprobación sean desechadas. El caso más sonado es el proyecto liberal para aumentar el impuesto sobre las ganancias de capital a los más ricos.
La elección de un nuevo líder liberal está planteando todo un quebradero de cabeza a las distintas instancias del partido. De entrada, seleccionar a un nuevo dirigente es un proceso que dura habitualmente al menos cuatro meses, pero las circunstancias no dejan otra opción que hacerlo en pocas semanas. Y hasta el momento, ninguno de los candidatos que más suenan ha indicado públicamente sus intenciones. Freeland y son considerados los favoritos en la contienda. Otros nombres que circulan son Anita Anand (ministra de Transporte), Mélanie Joly (al frente de la cartera de Exteriores), Dominic LeBlanc (ministro de Finanzas) y François-Philippe Champagne (a cargo del Ministerio de Ciencia e Industria).
La tarea para el nuevo líder del partido está llena de desafíos. De acuerdo con una encuesta de Research Co. publicada este domingo, los conservadores gozan de una ventaja de 26 puntos porcentuales sobre los liberales. Dado el escenario casi inevitable de elecciones anticipadas, resultará sumamente complicado construir una candidatura con serias intenciones de victoria que borre la imagen de Trudeau de su agrupación tras casi una década en el poder.
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Source: elpais.com