Pierre Moscovici: “La democracia está siendo cuestionada”

Francia atraviesa una tormenta sin precedentes, un escenario de crisis múltiple: institucional, económica y política. Y casi todos los actores, lejos de contribuir a una solución colectiva, tienen la vista puesta ya en las elecciones presidenciales de 2027. El problema es que faltan todavía 29 meses y dar por amortizada esta legislatura. No aprovechar este tiempo para corregir el rumbo puede ser letal para el país, advierte el presidente del Tribunal de Cuentas francés, Pierre Moscovici (París, 63 años), durante una comida en la institución que controla las finanzas públicas con cinco periodistas del grupo Lena.

Pregunta. Francia comienza el año sin presupuesto. Usted ha advertido en varias ocasiones sobre las finanzas públicas, pero parece que no le han escuchado. ¿Por qué?

Respuesta. Cerramos 2024 con un déficit del 6,1% del PIB, un aumento considerable sobre las previsiones. Es un año negro para las finanzas públicas. Esta cifra no tiene precedentes fuera de una crisis. Esta situación no es fruto de un evento aislado, sino de una tendencia que se ha reforzado estos años. Hoy, Francia forma parte de los países más endeudados de la zona euro. En términos absolutos, incluso más que Italia, aunque nuestra relación deuda sobre PIB sigue siendo inferior al 115%.

P. ¿Cómo se llegó a esta situación?

P. ¿Por qué 2024 fue un año tan negro para las finanzas públicas? ¿Qué lo hizo tan especial?

P. ¿Cuál es el impacto de la crisis política?

R. Considerable. Este clima de incertidumbre ha tenido un efecto negativo en las inversiones y el consumo, agravando aún más la situación económica. La inestabilidad política pesa en el clima económico, como hemos visto en Italia. Francia corre el riesgo de italianizarse sin tener las instituciones de la Península.

P. ¿Los mercados pueden acelerar la crisis?

R. No creo en una crisis en los mercados. Nunca he querido dramatizar la situación. Francia tiene los medios para salir adelante. Pero temo un hundimiento lento del país en arenas movedizas, su impotencia, su pérdida de influencia. Y espero que podamos evitarlo. Las consecuencias son evidentes: los inversores son más cautelosos, los consumidores ahorran más y el crecimiento se desacelera. Esto tiene un efecto directo en las finanzas públicas, ya que un menor crecimiento implica ingresos fiscales inferiores.

P. ¿Cómo salir de esta espiral?

R. Hay que restablecer la estabilidad política en el país. Sin estabilidad, no podemos abordar seriamente el problema del déficit y la deuda. La política debe recuperar coherencia y sentido. El Gobierno debe presentar un plan creíble para la reducción del déficit y los gastos públicos.

P. ¿Y cómo salir de este nudo político?

R. La mayoría de los actores de nuestro sistema político ahora miden el riesgo de esta incertidumbre y están dispuestos a adoptar comportamientos responsables. Pero el riesgo de un accidente político sigue presente porque este parlamento es difícil de manejar.

P. ¿Es necesaria la austeridad?

R. Nunca he estado a favor de la austeridad, siendo fiel a las ideas que motivaron mi compromiso político. Creo en la solidaridad, en la protección social, que son inherentes a una forma de modelo francés. La deuda es tanto un enemigo de la izquierda como de la derecha. En el pasado, figuras de izquierda como Pierre Mendès France, Pierre Bérégovoy, Dominique Strauss-Kahn lo dejaron claro. “Las cuentas desordenadas son el signo de una nación que se abandona”, decía Mendès France. En 2025 o 2026, podríamos tener por primera vez en nuestra historia que el pago de la deuda se convierta en el primer gasto presupuestario.

P. ¿Cree que Emmanuel Macron terminará su mandato como presidente?

R. Lo creo y lo espero. Por eso mencioné la responsabilidad de los diferentes actores. Pienso que nadie quiere chocar contra un muro ni provocar una crisis porque sí. Si La Francia Insumisa [el partido izquierdista de Jean-Luc Mélenchon] se ha planteado la destitución del presidente, es una actitud irresponsable. Pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué hacemos con los 29 meses que quedan para que sean útiles para Francia?

P. Como comisario europeo, usted rechazó un presupuesto del Gobierno italiano por considerarlo no creíble. Hoy parece que Bruselas es más indulgente con Francia.

P. ¿Cómo compara esta situación con la de Italia actualmente?

R. Independientemente de la afinidad que se pueda tener con el Gobierno italiano, hay que reconocer que Italia ha iniciado un proceso de reducción de la deuda y ha mejorado su posición en los mercados. Francia, en cambio, acumula retrasos. Esto ha llevado a una convergencia entre nuestro diferencial de riesgo y el de Italia, una señal que debemos tomar muy en serio.

P. Alemania está obsesionada con su schuldenbremse, el freno de la deuda. ¿Qué opina de este enfoque?

P. ¿Es un problema que los dos motores económicos de Europa, Francia y Alemania, estén en estas condiciones, justo cuando Donald Trump llega al poder en Estados Unidos?

P. ¿Cuál es el peligro para Europa? Francia está en dificultades, las elecciones en Alemania son inciertas con el ascenso del partido ultra AfD… ¿Está en peligro la Unión?

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