Laporta se queda solo en el Barça

Nadie aspira a quedarse solo. Ni siquiera el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, aunque a veces pudiera parecer que sí lo desea. El pasado jueves, desde los despachos del Camp Nou, se confirmó la renuncia de Juli Guiu. “Motivos personales”, rezaba el comunicado del club. Una explicación poco novedosa: Jordi Llauradó, directivo responsable del Espai Barça, en 2023, cuando aseguró que debía “dedicarse a sus negocios particulares”, mientras que Eduard Romeu, vicepresidente económico, abandonó el club en 2024, aduciendo “incompatibilidades con la plena dedicación a su tarea profesional”. Además de Guiu, Llauradó y Romeu, desde que Laporta regresó al poder, 24 ejecutivos han abandonado el club. “Laporta se queda solo porque no quiere a nadie que le diga la verdad. Solo tiene aduladores”, reflexiona un antiguo ejecutivo del club.

Hombre de negocios vinculados a la industria de la música, su empresa organiza el festival de Cap Roig, Juli Guiu fue la persona que acercó a Spotify a la camiseta del Barcelona, uno de los mejores patrocinios de fútbol: 280 millones por tres temporadas. El área comercial que lideraba el empresario catalán saltó de facturar 374 millones (2024) a presupuestar 446 (2025). Sin embargo, después de comenzar las conversaciones con Nike para renovar el contrato, Laporta lo borró de las negociaciones. En su lugar colocó a Darren Dein, que se llevó el 2,9% de comisión. Llauradó, promotor inmobiliario, se marchó cuando Laporta optó por entregarle la construcción del Espai Barça a Limax, en lugar de apostar por una empresa del Ibex35. Romeu, por su parte, había sido una figura clave para reorganizar el caos económico y financiero que había heredado Laporta de Bartomeu. Se alejó, sin embargo, cuando la batalla por el poder económico la ganaba el tesorero Ferran Olivé, nexo entre el Barça y LaLiga, una relación ciclotímica e interdependiente.

En tres años, tres pesos pesados de la directiva se marcharon: responsables de marketing, el área con mayores ingresos; el del Espai Barça, el proyecto más importante de la historia del club; y el de economía, el sector clave en una entidad con 1.300 millones de deuda. Solo se sumó a la junta Sisco Pujol, aunque sus funciones todavía no están definidas. Las deserciones de hombres claves de la junta no son nuevas. En 2021, poco después de ganar las elecciones, Jaume Giró, figura clave en la campaña, fue el primero en apartarse de Laporta. “No falta mucho para que el Barça sea el hazmerreír de todo el mundo, si es que no lo es ya”, criticó el exconseller de Economía y Hacienda de la Generalitat.

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