Tras 15 meses de guerra, más de 46.700 cadáveres palestinos y una destrucción sin apenas precedentes, Israel y Hamás han alcanzado un acuerdo de alto el fuego en Gaza. Lo han anunciado dirigentes de dos de los países mediadores -Mohammed al Thani, primer ministro de Qatar, y Joe Biden, presidente de Estados Unidos- cinco días antes del regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, quien llevaba semanas dejando claro que no quería encontrarse ese conflicto abierto, incluso con la amenaza de un “infierno” en Gaza si sucedía. A última hora de la tarde, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha advertido de que quedan “detalles” por cerrar, aunque esperaba que se resolvieran en la noche del miércoles. El pacto, de tres fases, comenzará a aplicarse este mismo domingo, ha precisado Al Thani.
La primera fase comenzará el domingo y durará seis semanas, durante las que Hamás entregará 33 rehenes (se calcula que un tercio sin vida), en su mayoría mujeres, menores, enfermos y hombres de más de 50 años. El ejército israelí ya ha puesto nombre a la operación de los preparativos.
Durante ese mes y medio, Israel iniciará la retirada progresiva de sus tropas en Gaza, comenzará a liberar presos palestinos (algunos con condenas de varios lustros aún por cumplir) y permitirá a los desplazados del norte de Gaza ir regresando a los hogares que queden en pie.
El principal foro que representa a las familias de los rehenes ha recibido el pacto con “inmensa alegría y alivio”. El dirigente de Hamás Sami Abu Zuhri ha definido el acuerdo a la agencia Reuters como “una gran victoria”. En total, Israel liberará unos 1.000 presos palestinos.
En la primera fase del acuerdo, las tropas israelíes también se irán retirando del denominado corredor de Netzarim, que corta Gaza en dos. Se prevé que el paso fronterizo de Rafah, entre Egipto y la Franja, reactive también su actividad de manera gradual, sobre todo para el paso de enfermos y heridos. Todo, en medio de un gran aumento de la entrada de la ayuda humanitaria, que Israel limitó como arma y que, en medio del caos y de la crisis humanitaria de Gaza, se convirtió en objeto de asaltos y lucro de mafias.
Ya en la primera fase comenzará a negociarse la puesta en práctica de la segunda, que marca la liberación de los restantes 65 rehenes, incluidos cadáveres. El ejército israelí seguirá su repliegue, hasta completarlo.
El movimiento islamista teme, en cambio, que Netanyahu reinicie los bombardeos tras obtener a parte de los rehenes en la primera fase. El primer ministro está usando la fórmula de “un alto el fuego largo” y se encuentra bajo presión de sus socios ultraderechistas, que rechazan poner fin a la invasión y abogan por mantener presencia militar permanente en Gaza y restablecer los asentamientos judíos. El Gobierno israelí tiene previsto votar el acuerdo este jueves.
La tercera y última fase del pacto consistirá en debatir a largo plazo la nuevas autoridades de Gaza (Hamás gobernaba la Franja desde 2007) y la reconstrucción, que requerirá años y cantidades ingentes de dinero, justo cuando las vecinas Siria y Líbano también necesitan grandes inyecciones de fondos. La supervisarán Egipto, Qatar y Naciones Unidas.
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Source: elpais.com