Netanyahu pospone la votación del alto el fuego en Gaza por discrepancias de última hora

Casi 20 horas después de que el acuerdo de alto el fuego para poner fin a 15 meses de guerra en Gaza fuese anunciado por sus mediadores (Qatar, EE UU y Egipto) y aplaudido por la comunidad internacional, la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha señalado este jueves que no lo someterá a votación ante su Gobierno (como estaba previsto que sucediese durante la jornada) hasta que los negociadores en Doha no resuelvan las discrepancias de última hora que han surgido sobre su implementación. Netanyahu, con dos socios ultraderechistas de coalición opuestos al pacto, acusa al movimiento islamista de intentar dar marcha atrás en compromisos previos y arañar concesiones. Ninguna información independiente apunta en ese sentido y el dirigente de Hamás Izzat al Risheq ha subrayado en la red social Telegram el “compromiso” de su grupo con el acuerdo. Desde su anuncio, que dejó escenas de júbilo en Gaza, los bombardeos israelíes han matado a 73 personas en la Franja.

El jefe del Ejecutivo ha acusado este jueves a Hamás de “crear una crisis de último minuto” e “incumplir partes del acuerdo […] en un esfuerzo por arrancar concesiones de último minuto”. “El Gabinete israelí no se reunirá hasta que los mediadores notifiquen a Israel que Hamás ha aceptado todos los elementos del acuerdo”, ha agregado su oficina.

En Israel, la luz verde oficial al acuerdo no pasa por el sí de los mediadores en Doha, sino el del gabinete de seguridad y, posteriormente, el Gobierno en su conjunto. La primera reunión estaba inicialmente prevista para la mañana de este jueves. Luego se pospuso a la tarde y ahora ha quedado en el aire. El impasse pone en peligro el calendario que adelantó el propio primer ministro de Qatar, Mohammed al Thani, al anunciar el acuerdo en rueda de prensa en Doha: entraría en vigor ya este domingo. La delegación israelí, encabezada por el jefe del Mosad, David Barnea, sigue en Qatar y solo entraría en la reunión por videoconferencia, informa el diario Yediot Aharonot.

Los números de la votación en el Ejecutivo dan para que salga adelante sin problemas. Se prevé, de hecho, una aprobación por amplia mayoría, ya que la oposición lleva tiempo pidiéndolo. Solo se oponen los dos socios ultraderechistas de Netanyahu: Sionismo Religioso y Poder Judío. El líder del primero, el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, ha calificado el acuerdo de “malo y peligroso”, pero se ha mostrado ambiguo sobre si abandonaría la coalición si sale adelante, que es la auténtica clave del asunto. La formación ultranacionalista está reunida para valorar sus próximos pasos y cientos de personas han iniciado una marcha contra el pacto. El presidente, Isaac Herzog, ha pedido a los miembros del Ejecutivo que lo ratifiquen porque no hay “mayor tarea moral, humana, judía e israelí” que traer de vuelta a los rehenes.

Una “tarea” prevista en la primera y la segunda fase del pacto. El texto marca que la primera durará seis semanas, durante las que Hamás entregará 33 rehenes: mujeres, menores, enfermos y hombres de más de 50 años. Los primeros serían tres mujeres civiles y, siete días más tarde, otras cuatro. Primero los vivos y, al final, será el turno de la entrega de cadáveres, cuyo número se desconoce, pero se calcula en un tercio.

Pese a los problemas de última hora, el ejército israelí ya ha comenzado a instalar un complejo cerca de Gaza para que los rehenes puedan reunirse con sus familias nada más ser liberados. No obstante, se asume que algunos están heridos y necesitarán atención médica urgente, por lo que serán trasladados enseguida a los hospitales.

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