Shahd Raed Al Wahidi no salió a la calle este miércoles a celebrar el acuerdo de alto el fuego, como sí hicieron otros gazatíes, al vislumbrar por fin un horizonte de esperanza tras 15 meses de sufrimiento. Compartía la ilusión, pero tenía miedo. “Aunque estamos en los campamentos [de desplazados], era peligroso”, aclara. Más aún en estos momentos. Desde que los tres países mediadores (Qatar, Estados Unidos y Egipto) anunciaran el pacto en la tarde del miércoles, el ejército israelí ha incrementado los bombardeos en la Franja, matando a 116 personas hasta este viernes, según las autoridades sanitarias.
Mohamed trabaja en Al Awda, el único hospital operativo en el norte de Gaza, y prevé “días de emergencia” en cuanto cesen los bombardeos. “Llegarán muchos heridos que no han podido antes, por la destrucción de las ambulancias. Y casos de malnutrición que no han podido ser tratados o nadie se atrevía a traer”.
El Gobierno israelí aprobó en la madrugada de este sábado el acuerdo, que entrará en vigor el domingo. Cesarán entonces los bombardeos y las tropas israelíes comenzarán a replegarse de las zonas pobladas de Gaza, a cambio de la liberación de los primeros rehenes israelíes en manos de Hamás.
La esperanza de que cesen los ataques en breve hace que las imágenes de las últimas horas resulten más dramáticas que de costumbre. Un vídeo difundido en redes sociales capta el momento atroz en el que un joven menea y habla al cadáver de su hermana con el rostro lleno de polvo y de sangre, muerta en un bombardeo en el barrio de Al Daray, en Gaza capital. “¡La guerra ha terminado! ¡Levanta, levanta, Hala! ¡La guerra ha terminado, vámonos al sur [de Gaza]! ¡Levanta! ¡Vámonos del país, vámonos! ¡Levanta, Hala!”, le dice antes de romper a sollozar.
Hace tiempo que muchos gazatíes responden a la pregunta “¿cómo estás?” con una frase: “Vivo, gracias a Dios”. Son los que han superado los ataques diarios y condiciones terribles, con una crisis humanitaria profundizada en los últimos meses, mientras la atención se centraba en Líbano y Siria. En el camino se han quedado 46.800 vidas, en su mayoría de menores y mujeres, lo que supone uno de cada 50 gazatíes, según el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás en Gaza. Un número indeterminado, que se calcula en varios miles, está bajo los escombros.
Un reciente estudio de la revista científica The Lancet calcula que los datos de las autoridades sanitarias gazatíes —que Israel pone en duda, aunque las agencias de la ONU lo toman como referencia porque en anteriores ofensivas han acabado cuadrando con las investigaciones independientes posteriores— son en realidad a la baja. Tras cotejar tres listados distintos y extrapolar los resultados de nueve meses, calcula que es un 69,65% mayor. Es decir, que los bombardeos israelíes han matado a más de 70.000 personas.
“Cuando tratas de sobrevivir no sientes realmente pena. Y ahora que estamos menos estresados, la pena empieza a remontar, aunque también ha habido lágrimas de alegría. ¡Cuesta creer que se haya acabado, realmente cuesta creerlo! […] Pero es también una felicidad parcial. Con toda la muerte y la destrucción que nos rodea es como: ¿ya está? ¿Se acabó? ¿Seguiremos viviendo de esta manera?”, se pregunta.
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Source: elpais.com