EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: [email protected]. Si es un caso en América Latina, la dirección es: [email protected].
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De este modo, la Santa Sede ha salido al paso de las declaraciones del cardenal, que tras la publicación de la noticia afirmó este sábado que es inocente y criticó al Papa por haberle sancionado “sin haber sido escuchado”. También aseguró que no había podido conocer la denuncia, si bien el Opus Dei de Perú admitió el mismo sábado en un comunicado que la víctima quiso hablar con el vicario regional de la Obra en Perú, Ángel Gómez-Hortigüela, en 2018 para informarle de los abusos y se negó a recibirlo. En la nota, el vicario le pidió perdón por ello.
La oficina de prensa de la Santa Sede ha ratificado que “tras las acusaciones contra él, y después de aceptar su renuncia como arzobispo de Lima, al cardenal se le ha impuesto un precepto penal con algunas medidas disciplinarias”. Como reveló este periódico, el Vaticano confirma que se trató de medidas “relativas a su actividad pública, al lugar de residencia y al uso de los símbolos, firmado y aceptado por su eminencia”.
Además, la oficina de prensa corrige al cardenal, que el sábado también afirmó que en 2020 se reunió con el Pontífice y le permitió reanudar su actividad pastoral. Por el contrario, el Vaticano ahora le precisa: “Si bien en ocasiones específicas se hayan acordado algunos permisos para acoger peticiones debidas a la edad y a la situación familiar del cardenal, en el estado actual tal precepto sigue estando todavía en vigor”.
El Papa recibió en el verano de 2018 una carta de un hombre que hoy tiene 58 años que acusaba al cardenal Cipriani de haber abusado de él cuando tenía entre 16 y 17 años en 1983 en un centro del Opus Dei en Lima. Afirmaba que durante la confesión le hacía tocamientos en las nalgas por debajo de la ropa, le acariciaba y le daba besos. Esta persona, que ha confirmado sus acusaciones a EL PAÍS, relataba también que lo contó entonces, ya en 1983, a responsables de la Obra, pero no hicieron nada. El vicario regional del Opus Dei en Perú, Ángel Gómez-Hortigüela, admitió en su comunicado de disculpas del sábado que “no hay registro de ningún proceso formal” en esa fecha, pero no descarta que se produjera la denuncia: “En esa época no se tenía la misma conciencia que hoy sobre los procedimientos más adecuados para acompañar a los implicados”. Admite que “hoy sería imposible que una denuncia quede sin registro”.
El Pontífice recibió la carta por mediación de Juan Carlos Cruz, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores del Vaticano, que ha confirmado a este periódico que realizó la gestión. El Papa actuó de inmediato, envió a un sacerdote de confianza a reunirse con el denunciante y recabar la información. Además ya había llegado otra acusación contra el cardenal en 2002, que no tuvo recorrido. El Papa dio credibilidad a las acusaciones y forzó el retiro de Cipriani, que en diciembre de ese año cumplía 75 años y, por praxis, estaba obligado a presentar su renuncia a esa edad. Normalmente el Pontífice no la acepta, deja pasar unos años, pero en este caso la acogió en el momento y lo cesó. Luego le castigó con el exilio y medidas disciplinarias.
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Source: elpais.com