El que suma 100 en 32 partidos fue marcado por el Pichichi Lewandowski (29, 17 en la Liga). El polaco salió al campo cuando el Barça, sin un delantero centro puro, ya ganaba por 5-1 en una actuación pletórica que evocó a la de la Copa contra el Betis. Flick supo agitar a un equipo apremiado por la clasificación, descolocado en el campeonato después de contar una sola victoria en los últimos ocho partidos —seis puntos sobre 24— y derrotado sucesivamente por Las Palmas, Leganés y Atlético de Madrid en Montjuïc. Ante las dudas, nada mejor que una respuesta contundente: 7-1. Nadie apostaba por un marcador tan rotundo cuando se supieron los nombres que figuraban en las pizarras de Flick y Corberán.

Hay alineaciones difíciles de cuadrar y también de interpretar cuando median lesiones enigmáticas (Olmo), indisposiciones inoportunas (Pedri) y partidos épicos que evocan los viejos tiempos de la Copa de Europa (Lisboa) y obligan al entrenador (Flick) a refrescar al equipo (Barça) en la rutina de la Liga. La formación daba para muchas cábalas y seguramente ninguna acertó con la facilitada por el técnico, que se sentó en el banquillo con Araujo, Gavi, Lewandowski, además de insistir con Szczesny. A Flick le gusta arriesgar, y si conviene sorprender, exigente con unos futbolistas a los que les pide que cada jugada acabe en gol, muy resolutivos contra el Valencia.

El virtuosismo de Lamine, muy juguetón, mezclaba estupendamente con la voracidad de Fermín, el jefe de la manada de lobos que presionaba sin parar al Valencia. El 5-0 coronó la soberbia actuación barcelonista antes de alcanzar el descanso ante la satisfacción de la hinchada reunida en Montjuïc. Aunque no era fácil dar continuidad a la intensidad, agresividad y fluidez azulgranas después del descanso con el partido resuelto, el segundo acto también tuvo su miga por el empeño de Fermín, el gol de Lewandowski y la intranquilidad de Szczesny.

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Source: elpais.com