«Quiero que las compañías tecnológicas estadounidenses se impongan en la carrera global contra China». Ese fue el mensaje que Donald Trump, entonces todavía candidato a la presidencia de EE.UU., le dijo a Marc Andreessen, peso pesado de Silicon Valley. … Fue el verano pasado en Mar-a-Lago, la mansión de Trump en la costa de Florida, en una cena íntima que fue el primer encuentro entre ambos.
El empuje de DeepSeek ha desatado el pánico en EE.UU.: de Silicon Valley a Wall Street, pasando por la Casa Blanca. En esencia, la compañía china ha desarrollado herramientas con una capacidad comparable a la de los gigantes estadounidenses de la inteligencia artificial, pero con un coste muy inferior.
La compañía china lanzó V3, su ‘chatbot’ -sistema de generación de respuestas para usuarios- basado en inteligencia artificial, el pasado 26 de diciembre. Lo sorprendente de la creación no era solo que conseguía un nivel de ejecución a la altura de las herramientas de los gigantes estadounidenses del sector, como OpenAI o Google, que han logrado grandes avances con ChatGPT y Gemini, respectivamente. Lo relevante de verdad es que, según defendieron los ingenieros de la compañía china, lo hicieron con un número muy inferior de chips de alta de capacidad que las grandes compañías necesitan para que funcionen sus sistemas.
Según DeepSeek, solo necesitaron 5,6 millones de dólares en infraestructura informática para construir su V3, diez veces menos que lo que Meta -el gigante tecnológico que engloba a Facebook- ha necesitado para desarrollar su propia herramienta de inteligencia artificial. El año pasado, Dario Amodei, consejero delegado de Anthropic, otra grande estadounidense de la inteligencia artificial, aseguró que desarrollar una herramienta con capacidad en este sector tiene un coste de entre 100 y 1.000 millones de dólares. Los ‘chatbots’ de las grandes compañías estadounidenses utilizan hasta 16.000 chips para sus sistemas de inteligencia artificial. DeepSeek aseguró que solo ha requerido 2.000.
La semana pasada, la compañía china presentó R1, la herramienta que fascinó a Andreessen, y que se dedica a la resolución de problemas. Estos dos modelos se han encaramado en lo alto del Chatbot Arena, una plataforma desarrollado en la Universidad de California en Berkeley, en la que los investigadores puntúan el desempeño de este tipo de herramientas de inteligencia artificial. Tanto R1 como V3 están en el ‘top 10’. El líder es un modelo del Gemini de Google, pero las invenciones chinas superan por el momento a Anthropic y a Grok, la herramienta de inteligencia artificial desarrollada por Elon Musk.
La acción del gigante de los chips se hundió un 17% al cierre de la sesión, borrando cerca de 600.000 millones de dólares de su valor de mercado. La posibilidad de que se puedan desarrollar sistemas avanzados de inteligencia artificial con menos chips le costaba muy caro.
Un aspecto central de la batalla entre EE.UU. y China en los últimos años han sido las limitaciones impuestas a la llegada de chips -en especial, los desarrollados por Nvidia, el líder mundial en el sector- al gigante asiático. A comienzos de este mes, el Gobierno de Joe Biden emitió su última orden en este sentido, en un intento de impedir que China acceda a los chips a través de terceros países. Washington siempre ha justificado estas limitaciones a la exportación para que China no use los chips con fines militares, aunque la razón tiene más que ver con ganar la batalla tecnológica frente al empuje de su gran rival.
Pero ese esfuerzo comenzó con traspiés: el enfrentamiento entre Musk y Sam Altman, el líder de OpenAI, peleados desde hace tiempo, en un episodio que sembró dudas sobre la entidad del proyecto estadounidense. Y que refuerza los temores sobre el empuje chino.
Source: www.abc.es