Así lo muestra un estudio llevado a cabo por miembros del Sistema Español de Farmacovigilancia a cuyas conclusiones ha tenido acceso EL PAÍS. En la última década, por ejemplo, este servicio —cuya función es monitorizar e investigar las sospechas de efectos adversos causados por medicamentos— ha recibido 190 notificaciones por sospechas de sobredosis por vitamina D, de los que un centenar han sido graves y cerca del 40% han requerido la hospitalización del paciente. Los datos recogidos no incluyen ningún fallecimiento, aunque en cerca de la mitad de los pacientes no se ha podido seguir su evolución.
En marzo de 2019, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) publicó una nota informativa en la que alertaba de este riesgo y daba una serie de recomendaciones a profesionales sanitarios y pacientes. “Nosotros queríamos saber con este trabajo si, a partir de la difusión de la nota, se habían seguido recibiendo casos de sobredosificación o errores de medicación asociados al uso de vitamina D. Y hemos visto que sí, que desde entonces [y hasta el 30 de junio de 2024] hemos recibido 80 casos”, añade.
El estudio incluye todas las notificaciones recogidas en los sistemas de farmacovigilancia —309 en total— desde hace más de tres décadas, aunque hay que tener en cuenta que en los primeros años era poco frecuente que llegaran a comunicarse efectos adversos de este tipo. Esta es la primera vez que se hacen públicos en España datos sobre el número de sobredosis y hospitalizaciones por vitamina D.
Hasta la nota de 2019, los casos incluidos son 229, de los que el 67% fueron graves, el 50% requirió ingreso hospitalario y el 74% afectaron a mujeres. Tras la nota, las notificaciones han sido 80, los casos graves han descendido al 52% y las hospitalizaciones al 31%, aunque el porcentaje de mujeres no ha cambiado sustancialmente —incluso ha crecido— y ahora es del 79%. Esto, según las fuentes consultadas, se debe a que la menopausia, y el riesgo de osteoporosis asociado, es una de las razones más frecuentes que llevan a prescribir vitamina D.
Un portavoz de la AEMPS confirma que “en los meses posteriores a la nota informativa se observó un repunte de notificaciones debido, fundamentalmente, a la influencia que estas informaciones de seguridad ejercen sobre la notificación [de la dolencia]”. Tras esos primeros meses, sin embargo, “el número de notificaciones descendió y se estabilizó”. Al manejar estos datos, recuerda la Agencia, hay que tener en cuenta que “el consumo de vitamina D ha aumentado considerablemente en los últimos años”.
La disparidad de criterios, incluso entre la clase médica, y lagunas en la evidencia científica sobre los niveles adecuados de vitamina D en la población y la forma de alcanzarlos es otro de los problemas que rodea al fármaco. “No hay ensayos clínicos de calidad, y esto es un problema”, admite el jefe de servicio de endocrinología en el Hospital Quirónsalud de Madrid, que añade que en parte esto se debe a que no sería ético “no tratar algunos estados carenciales en los que se sabe que la vitamina D es beneficiosa, aunque pueda haber dudas de exactamente en qué medida, para luego comparar los resultados de quienes no la reciben con los que sí lo hacen”.
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Source: elpais.com