Puede que China esté de vacaciones por el Año Nuevo lunar. Pero la réplica contra los aranceles del 10% adicionales a la importación de productos chinos decretada por Donald Trump ha sido inmediata, con una batería de medidas en distintos ámbitos. Pekín impondrá a partir del 10 de febrero gravámenes adicionales del 15% al carbón y al gas natural licuado procedente de Estados Unidos, y de un 10% al petróleo, la maquinaria agrícola, los automóviles de gran cilindrada y las camionetas. Las autoridades del país asiático también ha anunciado una investigación antimonopolio contra Google y la imposición de controles a la exportación de varios productos relacionados con recursos críticos como el wolframio y el telurio, claves en sectores tecnológicos y en la fabricación de chips y baterías.
Los aranceles a la República Popular han sido finalmente los primeros que ha impuesto la Administración Trump en este segundo mandato, después de que el lunes suspendiera hasta el 4 de marzo las tarifas arancelarias a sus países limítrofes tras hablar con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Trump aseguró en cualquier caso que tiene previsto hablar en las próximas horas con el presidente de China, Xi Jinping, lo que podría poner en pausa las medidas, si son capaces de llegar a un acuerdo.
La respuesta de Pekín ha sido de momento limitada y teledirigida, un aviso que golpea a diversos sectores, pero no un arancel generalizado, lo que parece indicar cierta disposición a la negociación por parte de la segunda potencia económica para esquivar una batalla a gran escala. Los aranceles anunciados por China se aplicarían a unos 20.000 millones de dólares (unos 19.370 millones de euros) de importaciones anuales, en comparación con los 450.000 millones de dólares (435.850 millones de euros) en bienes chinos sujetos a las tarifas de Trump, según una estimación de la firma Capital Economics, recogida por Reuters.
La respuesta era esperada. El domingo, un día después de que el líder estadounidense firmara la orden para elevar el muro arancelario a las importaciones de sus tres principales socios comerciales, China mostró su rechazo frontal a la “acción errónea” de Estados Unidos, y anunció lo que finalmente ha hecho: acudir ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que tomaría “las contramedidas correspondientes para salvaguardar firmemente sus derechos e intereses”. Pekín también ha arremetido contra la justificación que ha dado Washington para imponer los nuevos gravámenes, la supuesta falta de cooperación china en la lucha contra el tráfico de drogas, y ha asegurado que una guerra comercial podría poner en jaque la cooperación policial en este campo.
La imposición de aranceles “no sólo es inútil para resolver sus propios problemas, sino que también socava la normal cooperación económica y comercial entre China y EE UU”, ha reiterado el Gobierno chino en la nota sobre la réplica arancelaria, antes de proceder a enumerar los bienes estadounidenses que serán sometidos a gravamen en China.
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Source: elpais.com