La Casa Blanca se reafirma en el plan de Trump para controlar Gaza pese al estupor de la comunidad internacional

Washington asegura que su propuesta, que los países árabes descartan rotundamente, va completamente en serio. Aunque suponga el desplazamiento forzoso de una población entera, algo que prohíben la Convención de Ginebra, que protege a los refugiados, y las normas más básicas de moralidad. O aunque que dinamite décadas de una política exterior estadounidense que había abogado por una solución de dos Estados en convivencia, el israelí y el palestino. O que siente un precedente clamoroso para las ambiciones territoriales del presidente ruso, Vladímir Putin, en Ucrania, de China para tomar Taiwán por la fuerza o de cualquier otro autócrata para desencadenar una limpieza étnica contra sus minorías. También amenaza con dejar en el limbo las negociaciones para la segunda fase del acuerdo de alto el fuego para la Franja que tantos meses costó cerrar y desencadenar un nuevo incendio en el polvorín que es Oriente Próximo.

Este miércoles, la portavoz presidencial, Karoline Leavitt, parecía matizar las declaraciones de su jefe y describía el desplazamiento de la población como solo “temporal”. “El presidente está comprometido a reconstruir la región para toda la gente que quiera volver una vez que ya no sea un sitio de demolición”, aseguró. Descartó, no obstante, que los palestinos que quieran quedarse en su tierra vayan a poder hacerlo: “Es bastante cruel sugerir que la gente tendría que vivir ahí en unas circunstancias tan terribles”.

Lo que sí destacó Leavitt fue que Trump “no se ha comprometido a desplegar soldados estadounidenses sobre el terreno” para hacer cumplir su plan.

Organismos internacionales y varios gobiernos de la región y del resto del mundo se han apresurado a condenar la propuesta estadounidense. La ONU ha subrayado que el traslado forzoso de personas sin base legal “está estrictamente prohibido”. “El derecho internacional es muy claro, la autodeterminación es un principio fundamental y debe ser protegida por todos los Estados, como el Tribunal Internacional de Justicia ha subrayado recientemente”, escribía el comisionado para los Derechos Humanos, Volker Kurt, en respuesta por escrito a una pregunta de la agencia Efe.

El secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, que está de gira por América Latina —pero que, según precisaba Trump, la pasada noche estaba conectado por teléfono a la rueda de prensa—, escribió en la red social X: “Gaza debe quedar libre de [el grupo radical palestino] Hamás. Como el presidente ha dicho hoy, Estados Unidos está listo para liderar y hacer a Gaza hermosa de nuevo. Nuestro objetivo es la paz duradera en la región para todo el mundo”.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, que se reunirá con Netanyahu en el Capitolio este jueves, aseguró que el anuncio ha sido acogido “con alegría por gente de todo el mundo”. “¿Por qué? Porque esa área es tan peligrosa, y el presidente está dando pasos osados y decisivos para tratar de garantizar la paz de esa región”, señaló.

Incluso entre las filas republicanas y fieles aliados de Trump había comentarios escépticos. “Vamos a ver qué es lo que dicen nuestros amigos árabes sobre la propuesta. Creo que la mayor parte de los ciudadanos a los que represento no estarán muy dispuestos a enviar estadounidenses a hacerse cargo de Gaza. Puede ser problemático”, apuntaba el senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur.

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