Acabó la Real Sociedad sufriendo en Herning, pero se fue con una victoria que le pone con pie y medio en la eliminatoria de octavos de final. Jugó a lo práctico el equipo donostiarra frente al entusiasta Midtjylland, que achuchó al principio y al final, pero mostró sus vergüenzas defensivas en las dos primeras llegadas realistas, que les pusieron el partido cuesta arriba.
Imanol salió con una alineación pensada a medias para la Liga Europa y a medias para la Liga, con varios titulares en el banquillo y Jon Balda en el lateral izquierdo, pero la apuesta, al menos en este caso, no le salió demasiado bien, porque el joven jugador de la cantera de Zubieta tuvo que derribar, en el primer minuto, a Silva y vio la tarjeta amarilla. Imanol puso a calentar a Javi López de inmediato porque, aprendida la lección de Roma, no quiso arriesgarse a perder prematuramente a un futbolista que tenía que vigilar al atacante más peligroso del equipo contrario. A los 23 minutos, con ventaja en el marcador, el chaval fue sustituido.
Después de la tarjeta a Balda y el remate al poste de Castillo tras el lanzamiento de la falta, fue la Real la que puso en evidencia al Midtjylland. Brais fue zancadilleado sobre la línea del área, el VAR comprobó que era penalti y el gallego tomó la pelota para ejecutarlo y poner por delante a su equipo.
Los daneses seguían porfiando, y Osorio pudo empatar en una falta lejana que lanzó para que Marrero despejara, pero fue de nuevo la Real la que golpeó. Take Kubo se inventó una de esas genialidades que se le ocurren de vez en cuando y empotró un zapatazo por la escuadra que dejó perplejos a los daneses.
Tardó en recuperar el tono el Midtjylland, un equipo con talento ofensivo, pero carencias en la creación que palían con balones largos para la pelea de sus delanteros, que le sacan partido al terreno irregular, casi congelado, sobre el que juegan, esta vez a temperatura bajo cero. Pero tras los minutos de pasmo ante la eficacia de la Real, volvió a perseverar el Midtjylland ante Marrero, que hizo dos paradones antes de encajar el gol que estrechaba el marcador, en un remate de Buksa desde cerca, tras una jugada de Sorensen.
Imanol planeó tres cambios en el descanso para hacer más reconocible la alineación y buscar más peso en el medio campo, y la fórmula le aguantó bastante bien, porque la Real tenía la pelota, y aunque profundizaba poco, evitaba que los locales pudieran pensar. Fue hasta que los daneses optaron por la heroica, a base de meter en su área a la Real, y poniendo en el campo a todo el arsenal ofensivo de su banquillo, incluido Mikel Gogorza, danés, pero hijo de un guipuzcoano —aunque hincha del Athletic—, que mostró buenas maneras por la banda izquierda frente a Aramburu. Sin embargo, ninguna de las escaramuzas del Midtjylland acabó bien, así que en Anoeta, al menos en teoría, la Real Sociedad y sus aficionados no tendrán que sufrir.
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Source: elpais.com