Diferencia de trato en los casos de dopaje de Laura Barquero y Jannik Sinner: misma pomada, distinta sanción

La misma indignación, idéntica sensación de injusticia manifiesta y aparente diferencia de trato, provocan en el aficionado los tres meses de sanción a la carta que arañan mínimamente la buena fama, las ganancias, la gloria y la carrera del tenista italiano Jannik Sinner, que los seis años que, como publica Hielo Español, está cumpliendo la patinadora madrileña Laura Barquero, de 23 años.

Ambos han negociado la sanción con la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y sus respectivas federaciones antes de llegar a una vista programada en el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).

Las coincidencias acaban ahí.

Sinner es el tenista número uno del mundo, reciente ganador del Open de Australia; Barquero conoció su positivo después de acabar, feliz y gozosa, en el puesto 11º junto a su pareja Marco Zandron, en su debut olímpico en los Juegos de Pekín, hace tres años. Sinner contó desde el principio con la fe de la Federación Internacional de Tenis, que solo le suspendió provisionalmente cuatro días cuando el laboratorio publicó el resultado positivo (y no fue trato de favor, también fueron tratadas con levedad dos números uno, Simona Halep e Iga Swiatek, también sancionadas por dopaje); Barquero fue juzgada inmediatamente por el tribunal ad hoc del TAS en Pekín, ante el que la Federación Internacional de Patinaje (ISU) aceptó que se la sancionara solamente con un año en vez de los cuatro establecidos en el reglamento por aceptarse que no había habido dopaje voluntario, sino descuido.

Razones todas para concluir que no solo la justicia ordinaria sufre de falta de independencia, que también la deportiva adolece de arbitrariedad.

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