En 2018, un agente de la Guardia Urbana barcelonesa disparó y mató al perro de un indigente —al que trataba de identificar— porque le mordió; la muerte del can, que muchos creyeron evitable, generó protestas y un largo proceso judicial que continúa. “Hay que aprender el lenguaje de los perros para intentar evitar accidentes y el uso de la fuerza desproporcionada”, explica Santi Vidal, de la escuela de adiestramiento canino Más que guau. Vidal es uno de los ponentes de un curso pionero para que policías nacionales, municipales, guardias civiles, forestales y otros cuerpos aprendan cómo desenvolverse en situaciones de emergencia con perros y gatos, sin daño para las mascotas. Alrededor de 60 agentes se han formado ya gracias a la Asociación de Policías por la Defensa de los Animales (APDA), que pide incluir los derechos de los animales en el temario de las oposiciones a Policía y Guardia Civil.
Entender el comportamiento canino es clave para no tomar decisiones precipitadas que puedan acabar en daños para animales o policías. “Es muy importante observarlos bien para sacar información. Cuando entras a un espacio cerrado, a veces el perro necesita tiempo; la mayoría de ellos se relajan si les das espacio. Que un perro ladre suele significar que está asustado, no que te vaya a morder. En cambio, si se lame el hocico, es probable que se esté preparando para atacar. Si te mira fijamente, es mala noticia, pero si aparta la mirada o pestañea, se está relajando. La curiosidad es una emoción positiva, si es curioso no suele atacar”, apunta Vidal.
Eduardo Justa, policía local en la capital riojana y presidente de la APDA, pone vídeos de diferentes actuaciones policiales para reconocer los errores. En uno, un agente detiene en Tenerife a un hombre acusado de narcotráfico, mientras sus tres perros ladran y persiguen a otros dos agentes, que acaban disparando a los animales. Algunos asistentes protestan. “¿Qué otra cosa podemos hacer si un perro agresivo nos ataca?”. Justa responde: “Seguramente si hubieran estado más tranquilos habrían evitado el ataque, porque al agente que está practicando la detención no le están atacando”. Vidal añade: “En un momento en el que la situación no está controlada, puede haber un error. Pero no tiene sentido que cuando ya está tranquila, hagamos algo para que el perro se ponga nervioso y ataque”.
También hay guardias civiles, como Fátima Pérez: “Me ha pasado tener que ir a una finca con perros sueltos y no saber muy bien qué hacer, por si me atacaban. Este curso nos viene muy bien para entender mejor sus señales”. Mario Vega es agente forestal: “Lo que más me interesa es aprender a intervenir cuando hay animales y saber anticipar su comportamiento, sobre todo en los casos en que hay riesgos de que nos puedan morder”.
El presidente de la APDA les da más consejos: “Evitar movimientos bruscos, no mirar a los ojos, hablar tranquilos, caminar hacia el animal en un recorrido circular, y tratar de que no nos vea como una amenaza, porque no sabe si somos de los buenos o los malos. Los compañeros con más conocimiento pueden ocuparse de los perros”.
El curso, titulado Intervención policial con perros implicados y otros animales domésticos, incluye también formación para rescatar gatos, que imparte Fernando Sánchez Ocaña, de la fundación Salvando Peludos. “Trabajamos en dos modelos de rescate de gatos, en altura y en coches. El primero es cuando un gato se sube a un árbol y no sabe bajar. Hay que intentar que sea el gato quien vaya hacia ti, y no al revés, si no se va a subir cada vez más arriba. Si le dejas algo atractivo cerca y te sales, va a acudir. La estrategia es buscar un punto seguro donde asegurar la jaula trampa y dejar dentro comida rica para que el gato entre”.
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Source: elpais.com