Los juicios cuyos veredictos parecen más evidentes resultan a veces los más complejos de resolver. El final del proceso del cirujano Joël Le Scouarnec —como lo fue el de Dominique Pelicot, el hombre que durante años drogó a su esposa para que decenas de hombres la violasen en su propia casa— estaba escrito antes de empezar. De hecho, fue él quien lo hizo minuciosamente en unos diarios íntimos donde anotó cada uno de sus crímenes durante 25 años. Ahí figuran una a una las 299 víctimas, la mayoría menores de edad, que se sientan estos días en un gran anfiteatro para seguir el juicio a 300 metros de la corte. Pero en esas líneas, 50 páginas por año, también se encontraba su propia condena. Lo interesante, en los dos procesos más mediáticos que ha visto Francia en los últimos años, es la letra pequeña. Es decir, por qué lo hizo, quién lo sabía, cuánta gente le encubrió y, sobre todo, cómo puede ser que fallasen todos los controles. “He traicionado a todos mis colegas, les mentí para encubrir mis actividades y les pido disculpas a todos por lo que pude haber hecho”, señaló por la mañana el acusado.
El cirujano, desde ese momento, no puso ningún freno a sus crímenes. “No sé el porqué. Sé que estaba en la transgresión constantemente. No me prohibía nada. Fue eso lo que hizo que me interesara por la zoofilia. Primero por las imágenes, luego por actos realizados por mí mismo”, señaló. El cirujano también abusó de sus propios animales. Todo le traía al pairo. En 2004 fue detenido y condenado por posesión de imágenes pedófilas, pero no modificó ni un ápice sus hábitos. “Nada”, respondió a preguntas de la presidenta del tribunal. Su entorno, admitió, “lo sabía”. Tenía que saberlo por fuerza. Pero nunca se sintió vigilado.
El juicio de Joël Le Scouarnec, que el martes encaró su séptima jornada, no solo busca establecer la culpabilidad del acusado, sino que también pone en evidencia las fallas del sistema que permitieron que siguiera ejerciendo su profesión sin ser detectado, a pesar de múltiples señales de alerta. El juicio durará previsiblemente hasta junio y el excirujano de 73 años se enfrenta a 20 años de cárcel por 100 cargos de violación y 150 de asalto sexual, perpetrados contra 158 niños y 141 niñas. Con el avance del proceso se espera que los testimonios de expertos, víctimas y testigos arrojen más luz sobre la magnitud de sus crímenes y las responsabilidades institucionales involucradas.
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Source: elpais.com