Gerard Piqué rompe a llorar al declarar por el ‘caso Supercopa’ y tras defender ante la juez que las comisiones que cobró son “habituales”

En su declaración, ha respondido solo a la juez, a la fiscal y a su abogado, pero no a las partes. Futbolista en activo hasta 2022, asegura que en ningún momento nadie le comunicó que pudiera haber un conflicto de intereses al compaginar su trabajo como deportista y el de empresario, pues creó una empresa dedicada inicialmente al negocio de los videojuegos en 2013. Piqué ha relatado, a preguntas de la judicatura y según puede leerse en la transcripción a la que ha tenido acceso EL PAÍS, que se entera de que la federación está interesada en llevar la Supercopa fuera de España a través de Fernando Soler, que trabaja con ellos y ya estaba haciendo trabajos con Sela en 2018 (un año antes de la firma del contrato en cuestión); por eso se fija ya entonces una primera reunión para enero de 2019.

En aquel momento, señala, “la Supercopa era una competición que estaba un poco abandonada, había la sensación de que no se sabía muy bien qué hacer con esa competición. El hecho de que Sela quisiera llevarla a Arabia era una ocasión muy buena y que podía ser interesante para la federación”. Ya en aquella reunión se concreta verbalmente un acuerdo con unas comisiones del 10%. A partir de entonces, dice, contacta con Rubiales y con Rubén Rivera, entonces responsable de marketing de la RFEF. Después de varias reuniones y de que estuviera a punto de romperse el acuerdo, se retoman las conversaciones y este se cierra y se firma el 11 de septiembre. En ese contrato, Piqué, de acuerdo con su declaración, interviene “como asesor de los saudís”, aunque durante la negociación hubo contacto directo de Sela con la federación.

El relato de Piqué dista ligeramente de la versión que defiende la investigación de la UCO de la Guardia Civil. Los investigadores señalaron en su día que, tras el nombramiento de Rubiales como presidente, la RFEF se planteó la celebración de la Supercopa fuera de España.

“Mientras esto ocurría, en enero de 2019 la RFEF recibió un mensaje de otro empresario, Alfonso Roberes, en el que le informaba del interés de Sela por hacerse con los derechos del torneo con una oferta que su emisario calificaba de “muy atractiva” y que “nunca antes han hecho por un partido de Supercopa”. La UCO destaca que la propuesta recibió una respuesta negativa, aunque tan solo unos días después la propia federación se reunió directamente con la empresa saudí con la intermediación de Kosmos, la sociedad de Piqué, “terminando por acordar el inicio de las negociaciones”.

El informe policial recoge que de la sucesión de acontecimientos “se ha podido inferir que la intermediación realizada por Kosmos habría sido realmente ejercida en favor de la RFEF y no de Sela”, como inicialmente se presentó.

Piqué, que se ha declarado orgulloso por el acuerdo firmado con los saudís —“En cualquier otro país me hubieran puesto una estatua”, dijo, según los presentes— pidió la palabra antes de abandonar la sala y le dijo a la jueza que está sufriendo mucho y que el caso ha afectado a su reputación. Entonces, rompió a llorar.

La juez investiga “posibles ilegalidades” en los acuerdos entre la RFEF y la entidad saudí Sela Sports. Acuerdos en los que, tal y como él mismo ha reconocido, consta como figura clave de la negociación la empresa de Gerard Piqué, en aquel momento todavía jugador del Barcelona, equipo que participaba en la competición, y que ejerció como “tercera parte”. El caso Supercopa es solo una parte de la llamada Operación Brodie, que investiga una supuesta trama ilegal en el seno de la Federación liderada por Rubiales, que tendrá que responder, junto a otros tantos, por los posibles delitos de corrupción, administración desleal y blanqueo de capitales.

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