El Barça retuerce al Zalgiris y recobra el pulso en Europa

El Barça se niega a ser un actor secundario por definición como ya ocurriera en el curso anterior y trata de sacar carácter para resolver los entuertos a la carrera, por más que no le sobren las piezas -lesionados de gravedad Laprovitola y Juan Núñez; ya con Vesely en la recta final- ni el baloncesto. Su sprint final en la Euroliga, auspiciado por el regreso de Punter al parquet y por la efervescencia continua de Brizuela, le vale para mirar hacia arriba, para pelear por entrar en el playoff antes que en el play-in. En la cuneta, de carrerilla, el Alba Berlín, el Partizán y ya el Zalgiris, que no pudo decir la suya en el Palau como sí ocurriera con su hinchada, un mal repetido en la temporada europea.

Recibido el rapapolvo de Peñarroya, los azulgrana volvieron a la cancha con la intensidad por bandera, al fin preocupados y ocupados en el ejercicio defensivo. Parcial de 9 a 0 con Parra y Brizuela como estiletes, después salpimentado por Metu y su baile de salón sobre la pintura, medias vueltas y lanzamientos entre flashes. Los jugadores encontraban la concentración que no se daba en la grada, de nuevo los aficionados de uñas con la directiva porque permite la entrada a diestro y siniestro a las hinchadas visitantes –como ya ocurriera con los equipos griegos y el Partizán-, al punto de que en ocasiones se oyen más los cánticos rivales que los propios. El dinero antes que el escudo; felicidad para el Zalgiris. Algo que alimentó también Sirvydis, muñeca de oro desde el triple, pero insuficiente para desnaturalizar al Barça, que se marchó al entreacto por delante (36-31), cómodo en las transiciones veloces, superior en lo físico.

Nada cambió tras los minutos de resuello. Trataba de agotar las posesiones el Zalgiris al tiempo que el Barcelona buscaba acabar las jugadas nada más comenzarlas, ataques al sprint, correr sin parar. Jauja para Anderson, que está de dulce en el último mes, la sonrisa del Barça y los muelles de la Euroliga. También llegó, al fin, el triple de Parker, que se mordía los labios de desesperación ante una noche de aro pequeño. Pero la desconexión es algo que no permitía Satoransky, líder sin Vesely en la cancha, broncas de aúpa cuando la defensa no estaba a la altura. Aliento, claro, para Brizuela, que se ha hecho mayor en el Barça, que reclama a cada ocasión más minutos. 59-51 antes del epílogo y casi todo hecho.

Parciales: 16-20; 20-11; 18-13; y 23-19.

Árbitros: S. Pukl (Esl), B. Ryzhyk (Ucr) y K. Konstantinov (Let). Sin eliminaciones.

Palau Blaugrana. 6.443 espectadores.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.