El Real Madrid hace historia y vence por primera vez al Barcelona

Ambos equipos aterrizaron en el Estadi Olímpic después de vencer en Champions. Alberto Toril pensó en la vuelta de cuartos contra el Arsenal de la semana que viene tras vencer en la ida por 2-0, y hubo muchas rotaciones en el once inicial más habitual, sin Olga Carmona o Linda Caicedo sobre el césped. Pareció que Toril dio el partido por perdido. Sucedió todo lo contrario. Pere Romeu, por su parte, también optó por algunos cambios, con las laterales suplentes del equipo —precisamente fueron las bandas las que más perjudicaron al Barcelona— y un nombre que ha brillado en los últimos partidos y volvía a relucir en el once: Sydney Schertenleib, la joven suiza del Barça B.

El empate se alargó en el marcador. Hasta que el Madrid aprovechó que el Barcelona se encontraba con 10 jugadoras mientras atendían a Graham Hansen —que despejó sin desearlo un gol clarísimo para las culés— en la banda para poner un centro que Alba Redondo peinó, marcando el primero para las blancas. Las oportunidades del Madrid llegaron por la banda de Marta Torrejón, que sufrió la velocidad de Athenea del Castillo, por lo que entró Jana Fernández en el descanso a intentar cambiar el rumbo del partido.

Ya aseguraron las azulgranas que no querían ser las primeras jugadoras culés en pasar a la historia por perder contra el Madrid. Las blancas habían tocado su orgullo y las culés salieron con hambre en la segunda parte, también con Salma Paralluelo para darle la profundidad que estaba faltando, además de Esmee Brugts para suplir la ausencia de la velocidad de Rolfö. Pero las ganas del Barcelona se convirtieron en ansiedad, con Patri Guijarro tratando de cortar balones desde el suelo, desesperada, sobre todo con la entrada peligrosa de Weir y Caicedo. Ambas pondrían el punto y final al partido poco después.

Empezó a llover y a granizar con fuerza. Se evidenció la falta de VAR cuando la colegiala anuló un gol de Jana por fuera de juego de Graham, que se encontraba en posición reglamentaria. Y nada pudo frenar el galope de Caicedo, que puso un centro para Weir, que marcó el segundo y el tercero en el descuento entre un fuerte granizo para sentenciar al Barcelona, que le faltó ideas y claridad. Le faltó precisión, le faltó gol. Le faltó conocerse y reconocerse, y nada pudo hacer en casa.

“Algún día se romperá esta racha en los Clásicos”, aseguró Pere Romeu en la previa. Ese día llegó cuando menos se esperaba. El Clásico empieza a merecer su nombre.

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