“Debemos prepararnos para incidentes y crisis intersectoriales a gran escala, incluida la posibilidad de agresión armada, que afecten a uno o más Estados miembros”, dice el borrador del documento al que ha tenido acceso EL PAÍS, en el que la Comisión explica que dará directrices a los Estados miembros para trazar los preparativos para que la población pueda afrontar con recursos esos primeros tres días clave.
El tono, el escenario que describe la nueva estrategia europea y las medidas que plantea son las de una sociedad a punto de entrar en emergencia, militar o climática. Bruselas plantea 30 acciones clave —desde esa preparación civil en caso de emergencia a elementos más técnicos como maniobras conjuntas y cursos especializados para jóvenes y adultos— para prevenir a la ciudadanía. Y advierte de que para actuar conjuntamente con un “espíritu de solidaridad”, como establecen los tratados, “la UE debe ser capaz de desplegar todos los medios y activos disponibles en apoyo de los Estados miembros”. “Esto podría incluir recursos militares puestos a disposición por los países”, añade.
El documento que se presentará el miércoles se basa en un denso informe sobre preparación ante las crisis elaborado por Sauli Niinisto, expresidente de Finlandia, un país con una sólida regulación y con la mayor preparación ciudadana del continente en caso de crisis. En su estudio, hecho público el pasado octubre, el exmandatario finlandés reclamó que al menos un 20% del presupuesto comunitario se dedicase a seguridad y preparación para las crisis. Bruselas no entra aún en detalle sobre fondos que, como ocurrirá previsiblemente el capítulo de defensa, será parte de la larga batalla del presupuesto multianual de la UE. Una lucha que ya despunta y que se iniciará oficialmente este verano.
Se necesita un “cambio de mentalidad” de la ciudadanía, dice el brazo Ejecutivo de la UE, que recomienda, además, que haya una cooperación estrecha entre las organizaciones civiles y militares. Y señala que deberían ejecutarse maniobras periódicas y simulacros a escala de todo el club comunitario para poner a prueba la asistencia de un país a otro, en caso de ataque o crisis. “Europa no puede permitirse ser un mero observador”, dice el borrador de la estrategia. “En caso de agresión armada, las fuerzas armadas requerirían apoyo civil para garantizar el funcionamiento continuo del Estado y la sociedad”, dice el borrador de la estrategia.
Pero la Comisión Europea, liderada por la conservadora alemana Ursula von der Leyen, cree que hay todavía demasiada fragmentación, descoordinación e ineficiencia en la cooperación fronteriza. Y que los programas e instrumentos disponibles son más “reactivos” y no tanto proactivos. “Hay un uso insuficiente de la previsión estratégica, la anticipación y las herramientas de alerta temprana. Se carece de una evaluación integrada de los riesgos, las amenazas y sus efectos en cascada, incluso desde fuera de la Unión”, dice la nueva estrategia.
Además, esa “preparación” necesaria de los hogares, ciudadanos, empresas e instituciones de la UE debería ser “permanente”, asegura el Ejecutivo comunitario. Para ello, Bruselas plantea declarar un día europeo de preparación, para concienciar a toda la sociedad de la necesidad de prepararse y ser resiliente ante cualquier desastre.
Además, también alerta de las consecuencias y la necesidad de preparación ante otros episodios que pueden sentirse más cercanos para los ciudadanos de los países del sur, como España o Italia: incendios forestales, fuertes lluvias e inundaciones, sequías. El europeo es el continente que más se calienta, advierte la Comisión en la estrategia. Las inundaciones ocasionadas por la dana en la Comunidad Valenciana el pasado octubre, las de Eslovenia en 2023 y las de varios países de Europa Central en 2024, fueron una llamada de alerta para gran parte de la ciudadanía europea.
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Source: elpais.com