El alto el fuego en el mar Negro estuvo a punto de irse al garete tras tres días de negociaciones en Arabia Saudí. Hasta el tiempo de descuento no estaba claro si el pacto entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos podría suscribirse. Fue un último esfuerzo negociador de la Casa Blanca que permitió este martes el visto bueno ruso a un próximo cese de las hostilidades marítimas. Washington puso la directa sin tener en cuenta las objeciones ucranias, al comprometerse ante el Kremlin a “facilitar la recuperación” de las exportaciones agrícolas rusas en el mercado internacional, severamente limitadas por las tarifas y las sanciones de los aliados occidentales de Ucrania.
Pero Ucrania ha hecho de la necesidad, virtud, sobre todo a partir de 2023, cuando se rompe el acuerdo del grano. Lo conseguido fue una de las grandes victorias estratégicas de Ucrania en la guerra: los servicios especiales de las fuerzas ucranias causaron estragos con sus drones marítimos y aéreos contra la flota rusa, forzando la retirada de sus navíos hacia aguas orientales del mar Negro. Eso permitió a Ucrania reiniciar el tráfico marítimo siguiendo la línea de la costa, primero la de la provincia de Odesa y luego accediendo a aguas soberanas de países de la OTAN, Rumania, Bulgaria y finalmente, Turquía.
Las suspicacias de un movimiento sin restricciones de los navíos militares rusos en el mar Negro no son solo ucranias. Bulgaria y Rumania han hecho saber a través del Financial Times, a partir de fuentes anónimas, de sus suspicacias respecto a lo que puedan acordar Rusia y EE UU.
El mar Negro ha cobrado protagonismo durante la guerra por su “alta militarización” pero también por el “considerable peso comercial y geopolítico” que tiene en el proceso de ampliación de la Unión Europea, según incluye un informe de este marzo del Centro Internacional para la Defensa y la Seguridad (ICDS). Este organismo de estudios báltico advierte sobre el dominio que quiere establecer Rusia en este importante espacio para el comercio hacia Asia, y la urgencia para la UE para responder a ello.
El plan del Reino Unido y de Francia para garantizar un posible acuerdo de paz incluye también el despliegue en el mar Negro de buques de guerra y aviones europeos. En un análisis publicado este marzo, el centro de estudios estadounidense Atlantic Council incide en el mismo sentido: “Incluso si se alcanza un acuerdo de paz, la región del mar Negro continuará siendo un espacio disputado, militarizado e inestable”. “Rusia lanza con frecuencia ataques de guerra híbrida contra sus vecinos, y un pacto para la paz no limitará al Kremlin para continuar entrometiéndose en estos lugares”, indica en Atlantic Council Arnold C. Dupuy.
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Source: elpais.com