Vladímir Putin busca desequilibrar el liderazgo de Volodímir Zelenski. El presidente ruso ha propuesto que una administración interina, encabezada por Naciones Unidas y con la participación de potencias internacionales, gobierne temporalmente Ucrania hasta que no se celebren elecciones. El Kremlin y la Casa Blanca de Donald Trump coinciden en presionar al presidente ucranio para que convoque los comicios presidenciales y legislativos, suspendidos mientras está en vigor la ley marcial, como prevé la Constitución de Ucrania.
“En principio, una administración interina podría entrar en funcionamiento en Ucrania bajo los auspicios de la ONU, de EE UU, de países europeos y de nuestros aliados”, dijo Putin el jueves durante una visita a la flota rusa en Murmansk. “Esto serviría para organizar unas elecciones democráticas y llevar al poder a un Gobierno capacitado que tenga la confianza de la población, y que pueda empezar las negociaciones para un tratado de paz, para firmarlo luego con legitimidad”, ha añadido el autócrata ruso.
Putin ha añadido que su idea tiene precedentes, como el que llevó a la ONU a ostentar un Gobierno de transición en la década de los 60 en Nueva Guinea Occidental, región que quería separarse de Indonesia.
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE UU ha declarado a la agencia Reuters que la propuesta de Putin no tiene recorrido porque prevalece la Constitución ucrania y la voluntad de su ciudadanía. La oficina del presidente ucranio ha descartado por el momento comentar estas declaraciones del líder ruso, pero es más que improbable que si lo hace, sea de forma positiva.
La Comisión Europea se ha unido al rechazo de Washington a la propuesta del presidente ruso. “Zelenski ha sido legítima y democráticamente elegido y, mientras los ucranios no pidan elecciones, nadie más debería sugerirlo”, ha zanjado una portavoz del Ejecutivo europeo.
Los impedimentos para organizar las votaciones son enormes. Desde cómo pueden votar cientos de miles de militares sin abandonar sus posiciones, a cómo se realiza un censo de los más de 9 millones de ucranios que han abandonado el país por la guerra, cómo se desarrolla una campaña o la actividad en colegio electoral sin aglomeraciones y con medidas de seguridad para evitar que un ataque ruso mate a los concentrados.
Zelenski ha llevado a cabo una intensa campaña de información para convencer a los republicanos de que las elecciones durante el periodo actual de guerra son inviables. Incluso ha acusado a la Casa Blanca de asumir la propaganda rusa, que insiste en que el poder político en Ucrania es actualmente ilegítimo.
La tensión entre Kiev y Washington volvió a dispararse la semana pasada, cuando el enviado de Trump para las negociaciones con Rusia, Steve Witkoff, aseguró en una entrevista que “la abrumadora mayoría” de la población en los territorios ocupados por el invasor habían votado a favor de formar parte de Rusia. Ni la ONU, ni Europa ni hasta hoy EE UU han reconocido la legitimidad de estos referendos de 2022 en las provincias ocupadas, porque la mayor parte de la población local ha abandonado estos territorios y porque el voto fue sobre todo puerta a puerta y con la escolta de militares armados.
Zelenski está aplicando una estrategia diplomática conciliadora con Trump. Oleksi Melnik, codirector del centro ucranio Razumkov para estudios geopolíticos y de defensa, que sí a todo a la Casa Blanca: “Lo mejor que puede hacer es secundar cualquier iniciativa de los americanos y no enfadar a Trump, porque las consecuencias se han demostrado muy negativas”. Por eso sorprendió la intervención del mandatario ucranio el jueves en París, en la que advirtió que Witkoff “cita con frecuencia la narrativa del Kremlin”: “Para los ucranios, lo que dice Witkoff son cosas de un mundo completamente diferente. Para nosotros, esta gente viene de otro planeta”.
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Source: elpais.com