El potente terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el viernes el centro de Myanmar ha asestado un durísimo golpe a un país que lleva cuatro años desgarrado por la guerra civil. La información que proporciona la junta militar en el poder llega a cuentagotas y el número exacto de víctimas continúa siendo incierto, pero las estimaciones de expertos internacionales advierten que podría ser muy elevado debido a que el temblor se produjo a muy poca profundidad (10 kilómetros) y en una región densamente poblada y con unas infraestructuras deficientes. Una proyección del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) calcula que la cifra de fallecidos podría superar los 10.000. De momento, se ha confirmado la muerte de 1.664 personas en la antigua Birmania, según el servicio regional de la BBC, citando a las autoridades militares del país; el número de heridos asciende a por lo menos 3.408 y 139 desaparecidos. En Bangkok, la capital de Tailandia, se han registrado al menos seis muertes (algunos medios elevan la cifra a una decena). En ambos países las unidades de salvamento han trabajado sin descanso durante toda la noche en busca de supervivientes.
El líder de la junta militar de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, afirmó en un discurso televisado el viernes por la noche que el balance de víctimas y heridos aumentará. “Me gustaría extender una invitación abierta a todas las organizaciones y naciones dispuestas a venir a ayudar”, expresó. Es una petición inusual y que no ha hecho ante catástrofes naturales previas. Min Aung Hlaing enfrenta una solicitud de arresto por parte del Tribunal Penal Internacional y su Gobierno rara vez colabora con la comunidad internacional.
De acuerdo con el servicio birmano de la BBC, se han perdido las líneas de electricidad y comunicación en las dos principales ciudades de Myanmar, Yangón y Mandalay, lo que complicará las labores de rescate. Un operario citado por la televisión británica asegura que “la mayoría de los edificios han colapsado” en Mandalay, mientras que otro declaró a la agencia Reuters que alrededor de una quinta parte de los inmuebles de la urbe han quedado destruidos. Según las autoridades militares, 1.591 casas de la ciudad han sufrido daños. Mandalay, la segunda ciudad más grande del país (1,5 millones de habitantes), antigua capital del reino de Myanmar y centro religioso budista, está situada a 17,2 kilómetros del epicentro del sismo y es donde se ha producido una devastación mayor. Los medios de comunicación locales han reportado la destrucción de edificios, puentes y carreteras.
Además, los aeropuertos de Mandalay y Naypidó (el principal del país, por ubicarse en su capital) han dejado de operar debido a los graves daños materiales que sufrieron tras el terremoto. En el caso del segundo se derrumbó su torre de control, un accidente en el que fallecieron seis personas, según el medio Myanmar Now. El aeropuerto de Yangón (la ciudad más grande) sí permanece operativo y está permitiendo la entrada de ayuda, pero el cierre de las otras dos instalaciones dificultará y ralentizará aún más las misiones humanitarias.
“El terremoto ha golpeado al país en el peor momento”, ha declarado sobre Myanmar en un comunicado Sheela Matthew, subdirector nacional del Programa Mundial de Alimentos. “Myanmar no puede soportar otro desastre”. Por su parte, Mohammed Riyas, director nacional del Comité Internacional de Rescate, ha enfatizado que “el estrés añadido de atender las necesidades de los heridos por el terremoto supondrá una carga sin precedentes para los ya de por sí escasos recursos”.
Myanmar (unos 54 millones de habitantes) es una de las naciones más pobres de Asia y está sumida en el caos desde el golpe de Estado de febrero de 2021. El Tatmadaw (el Ejército), que depuso al Gobierno democrático de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, no controla todo el territorio. Muchas zonas están gobernadas por un mosaico de milicias y grupos opositores, lo que probablemente dificultará la llegada de ayuda humanitaria. Esta situación también está complicando la recopilación de información fiable.
El temblor del viernes agitó la región alrededor de las 12.50 (sobre las seis de la mañana en la España peninsular). Once minutos más tarde se registró una réplica de magnitud 6,7, la primera y más fuerte de las 14 sacudidas significativas que siguieron en el transcurso de varias horas, según muestra un mapa interactivo de la USGS. Además de en Myanmar y Tailandia, el sismo se sintió en Laos, y en lugares tan distantes como Bangladés, Vietnam y el suroeste de China. El USGS informa de que el terremoto se produjo por un deslizamiento en una falla entre las placas tectónicas de India y Eurasia, la falla de Sagaing, sobre la que se asienta Myanmar y que atraviesa de norte a sur el centro del territorio birmano. Según la base de datos del USGS, tres sismos de magnitud 7,7 o superior han sacudido Myanmar o sus alrededores en el último siglo.
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Source: elpais.com