Trump declara la guerra comercial al mundo con un arancel universal del 10% y castigos mayores a sus principales socios comerciales

Trump enseñó un cartel con los aranceles de los principales socios comerciales: Unión Europea (20%); China (34%); Japón (24%); Vietnam (46%); Taiwán (32%); India (26%); Corea del Sur (25%); Tailandia (36%); Suiza (31%); Indonesia (32%); Brasil y Reino Unido (10%), entre ellos. La lista cubre cerca de 200 países. El presidente alega sin fundamento que eso es la mitad de las cargas que esos países imponen a Estados Unidos por sus productos.

Tras un discurso lleno de resentimiento y ánimo de revancha, Trump firmó un decreto que levanta un muro a las importaciones de otros países. “Nuestro país ha sido saqueado, expoliado, violado y robado”, afirmó el presidente de la primera potencia mundial, cuya economía era la envidia del mundo hace solo unos meses.

Trump cree que su medida permitirá a Estados Unidos inaugurar una edad de oro. En cambio, los economistas temen que desate una guerra comercial que meta a Estados Unidos y a parte de sus socios comerciales en recesión. Los aranceles de Trump son un ataque incluso a los tradicionales socios y aliados de Estados Unidos. En ese sentido, es también un nuevo manotazo en el tablero geopolítico y un golpe a la globalización. “El 2 de abril será recordado como el día en que la industria de Estados Unidos volvió a nacer. Nos han engañado durante más de 50 años, pero no va a volver a ocurrir”, enfatizó.

El presidente se detuvo antes de referirse a los aranceles a la Unión Europea que, como el resto, mostró en un gran tablón. “Nunca le cobramos nada a nadie, pero ahora le vamos a cobrar a la Unión Europea. Son negociadores muy, muy duros. Uno piensa que la Unión Europea es muy amigable. Nos estafan. Es muy triste decirlo. Es muy patético”, dijo antes de anunciar que pondría un impuesto del 20% a esas importaciones, un duro golpe a sus aliados.

Trump dio su discurso, de 48 minutos, con miembros de su gabinete, congresistas, autoridades y trabajadores industriales como invitados. Tras él tenía grandes banderas de Estados Unidos. Trump proclamó el “día de la independencia económica de Estados Unidos” mientras lanzaba datos falsos para justificar sus medidas.

El aparato de propaganda de la Casa Blanca bautizó el evento de este miércoles como “Make America Wealthy Again” (Hacer que Estados Unidos vuelva a ser rico), una de las variaciones del principal lema trumpista. El presidente aprovechó para lanzar su mayor andanada proteccionista, con lo que de forma impropia denomina aranceles “recíprocos”.

Los aranceles no son recíprocos, por más que Trump insista en ello. Altos cargos de la Casa Blanca admitieron bajo compromiso de anonimato la metodología empleada: “El modelo se basa en el concepto de que el déficit comercial que tenemos con un país determinado es la suma de todas las prácticas comerciales desleales, la suma de las trampas”. Ese concepto no se sostiene. Lo que pretende Estados Unidos es reducir significativamente o eliminar el elevado déficit comercial que tiene, de 1,2 billones de dólares en 2024. Trump declara que el déficit constituye una emergencia nacional, lo que le da poderes para aprobar los aranceles sin pasar por el Congreso.

En su falsa narrativa, todos los países han estado estafando a Estados Unidos durante décadas y lo que hace su Gobierno es responder de forma “benevolente”. De hecho, fuentes de la Casa Blanca sostienen sin fundamento que los aranceles impuestos son la mitad de los que corresponderían para la reciprocidad de trato. En realidad, Trump hace saltar por los aires las reglas del comercio global, desatando un terremoto de consecuencias imprevisibles. Los Gobiernos de todo el mundo preparan su respuesta en forma de represalias, ayudas a sectores afectados o concesiones a Washington, dependiendo de su estrategia negociadora.

El martes por la mañana, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que los aranceles entrarían en vigor inmediatamente, pero los hechos han vuelto a dejarla en mal lugar una vez más. Los aranceles no se aplicarán de inmediato, sino que la tarifa general entrará en vigor el próximo sábado y los llamados aranceles recíprocos se aplicarán a partir del 9 de abril.

La nueva andanada sigue a los aranceles que ya están en vigor. A principios de febrero, Trump introdujo un impuesto del 10% sobre todos los productos chinos importados a Estados Unidos. Luego se eximieron los envíos de menor tamaño. Un mes después, el impuesto se duplicó, hasta el 20%. A principios de marzo entró en vigor un gravamen general del 25% sobre la mayoría de las importaciones procedentes de Canadá y México. Dos días después a los productos cubiertos por el TMEC. El 12 de marzo entraron en vigor aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio. El 26 de marzo se anunció un impuesto del 25% sobre las importaciones de automóviles para gravar los vehículos ensamblados desde el 3 de abril y los principales componentes y piezas, desde el 3 de mayo.

Para el futuro, además, Trump ha mencionado los semiconductores, los productos farmacéuticos, los alimentos, el cobre, la madera (e incluso en una ocasión el petróleo) como otros bienes que podrían enfrentarse a nuevos impuestos a la importación. El presidente, además, ha autorizado al secretario de Estado, Marco Rubio, a imponer aranceles del 25% a los países que compren petróleo a Venezuela, lo que supone un riesgo para España.

Algunos de los principales socios comerciales de Estados Unidos preparan sus represalias, incluida la Unión Europea, que puede poner también en la diana el intercambio de servicios, en el que Estados Unidos tiene superávit. El Gobierno chino lanzó un comunicado, según el cual “China cree que el proteccionismo no lleva a ninguna parte, y que las guerras comerciales y arancelarias no tienen ganadores”. El primer ministro canadiense, Mark Carney, señaló que los aranceles ya vigentes contra su país y los que Trump dice que planea añadir serán combatidos con contramedidas. “En una crisis, es importante unirse y es esencial actuar con determinación y con fuerza, y eso es lo que haremos”, afirmó, pese a haber salido relativamente bien librado este miércoles. Australia, pese a sus amargas quejas por recibir una imposición del 10%, no planea represalias.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, advirtió en una entrevista concedida a Bloomberg TV que si los países reaccionan con contramedidas, Washington elevará sus aranceles por encima de los niveles anunciados. “Yo no intentaría tomar represalias·, dijo. “Este es el límite superior de la cifra, salvo represalias”, dijo de las tarifas impuestas.

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