Una de las tareas que se ha propuesto acometer el Ministerio de Sanidad en esta legislatura es actualizar las condiciones de trabajo de los sanitarios, que están plasmadas en un Estatuto Marco de más de 20 años de antigüedad. En este propósito se ha encontrado con la oposición frontal de los médicos ―al menos, muchos de ellos―, que rechazan las modificaciones que el departamento de Mónica García plasmó en un borrador. Se movilizarán este sábado en Madrid como aperitivo de una huelga convocada para el 23 de mayo por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), el más representativo del sector, secundado por otras 15 organizaciones, que prevén que congregue hasta a 5.000 profesionales de todo el país (es la cifra que figura en la autorización de la Delegación del Gobierno).
¿Qué es lo que separa a los médicos de Sanidad? Son varios los puntos de discordia, que se pueden resumir en la reivindicación de acotar las jornadas laborales, que se extienden por culpa de las guardias, reconocer estas como horas extraordinarias y reconocer la categoría profesional que consideran que les corresponde por ser los sanitarios los que requieren más formación para trabajar. También se oponen a la propuesta del ministerio de vetar a los jefes de servicio de la pública la posibilidad de trabajar en la privada.
El ministerio, que prefiere no entrar en el debate para no enturbiar las negociaciones, ha dejado por escrito sus líneas argumentales. Aunque se ha mostrado abierto a “estudiar cualquier propuesta que llegue por los cauces legislativos adecuados“, tanto la ministra como otros portavoces han dejado claro que la vía del estatuto propio para los médicos no es su apuesta. “El estatuto marco pertenece a todos los profesionales del Sistema Nacional de Salud, a todos y cada uno de ellos”, dijo García en enero, defendiendo que el texto incorpora medidas para mejorar las condiciones laborales no solo de médicos, también de enfermeras, técnicos auxiliares o investigadores porque “el Sistema Nacional de Salud es de los pacientes y a los pacientes les atienden todas las categorías profesionales”.
Estos son los planteamientos que esgrime cada parte en los principales puntos de fricción y que llevará a los médicos a marchar a las 12.00 de este sábado desde la plaza de las Cortes hasta la sede del ministerio, una movilización que estaba prevista hace dos semanas y tuvo que ser aplazaba por las alertas meteorológicas.
Lo que propone Sanidad es rebajar . Defiende que las 48 horas es el límite máximo de horas de trabajo y que está así establecido por la UE. Rechaza la voluntariedad de las guardias, cuyo impacto “es incalculable e imprevisible y supondría el cierre de servicios esenciales en muchos centros”. El nuevo borrador mantiene la obligatoriedad de las guardias hasta los 55 años para determinadas categorías, y añade supuestos de exención que antes no existían, como embarazo o cuidado de hijos. Con respecto a las horas extra, Sanidad esgrime que en el ámbito de la función pública no existen las horas extraordinarias y por ello las guardias son un tipo de jornada diferente de la ordinaria.
Sanidad defiende una clasificación que se basa en la nueva estructura de grados universitarios. “Así los facultativos especialistas serán nivel 8, las enfermeras especialistas nivel 7″, y así sucesivamente.
Sanidad quiere vetar a los jefes de servicio de la pública que puedan trabajar también en la privada, algo muy común y que supone un conflicto de intereses, en opinión del ministerio. El borrador también abre la puerta a que, tras terminar el MIR, los especialistas pasen cinco años con exclusividad en la pública, lo que sería una forma de retener el talento y evitar fugas. Los portavoces de Sanidad, sin embargo, han insistido en que este último punto es solo una posibilidad abierta a debate.
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Source: elpais.com