Pedri: “Me aconsejan que calle bocas en el campo”

Entre lo viejo y lo nuevo, aparece Pedro González, Pedri (Tegueste, 22 años). Es el líder futbolístico de este moderno Barcelona de Hansi Flick, líder de la Liga, finalista de la Copa y que este miércoles visita Dortmund por los cuartos de final de la Champions, pero también es un pibe tranquilo y risueño, ajeno a los tiempos modernos. “Si llego a mi casa con mechitas en el pelo, mi madre me mata”, asegura el centrocampista del Barça y de la selección española. Rechazado por el Madrid a los 15 años, encontró refugio en el club de su vida. “La remontada contra el PSG se me quedó grabada. Había estado cenando con mis colegas en un restaurante y, como el partido iba mal, pensé: ‘Lo termino de ver en la peña de mi padre’. Iba caminando por la calle y escucho: ‘¡Gol!‘. Empezamos a correr, llegamos a la peña y vimos el gol de Sergi Roberto”.

Pregunta. ¿Fue el gol que más gritó en su vida?

Respuesta. Bueno, y el de Iniesta. Del Barça, el de Sergi, cien por cien. Y de España, el de Andrés.

P. Hoy, con la perspectiva del tiempo, ¿qué es lo que más le impactó cuando se llegó al Barça, jugar con tus ídolos o la dimensión del club?

R. Cuando vas por la calle y te reconoce la gente. En Las Palmas también, pero allí todo es más pequeño. Al principio, cuando llegué a Barcelona, caminaba con mi hermano por Las Ramblas, los dos tan a gusto. Pero cuando me empezaron a reconocer, era raro. Siempre pensaba: “¿Para qué quieren una foto conmigo?”.

P. ¿Hoy ya no lo piensa más?

R. No, ya me pasa mucho más seguido. Lo normalicé.

P. ¿Nunca pidió una foto?

R. Siempre he pensado: “¿Para qué quieres una foto si lo estás viendo y tú ya lo sabes?”.

P. Para el recuerdo.

R. El recuerdo está en tu mente.

P. Pero usted pertenece a la generación de enseñar todo.

R. Sí, pero yo soy todo lo contrario. Muy rara vez subo algo. Tengo una anécdota con un amigo que había hecho un anuncio de una marca con Pedrito y le habían regalado un balón firmado. Cuando llegó a casa se puso a jugar con el balón. Y la madre le dijo: “¿Cómo vas a jugar con el balón que está firmado?”. Y él contestó: “¿Entonces para qué quiero el balón?”. Siempre se me ha quedado grabado. Es como una enseñanza: el balón lo quiero para jugar, nada más.

P. Y del Barça, ¿qué le sorprendió?

P. Ese vestuario asustaba un poco más que el actual, ¿no?

R. En ese vestuario había poca gente que no hubiese ganado todo. En grupo hay gente que está todo el día vacilando, es poco serio [se ríe].

P. ¿Empezando por usted?

R. Bueno, cuando hay que ser serios, somos serios.

P. Cuénteme del vestuario de Messi.

R. En mis primeros días, ellos no estaban porque era la Champions del covid que se jugaba en Lisboa.

R. No lo podía creer. Pensaba: “A ver si ahora no puedo ni jugar ni entrenar con él. Al principio, me impresionaba verlo. Lo había visto siempre por la tele, jugaba con él en el FIFA. Solo su presencia impacta. Pero en el día a día, era fácil. Dentro del campo era bonito, porque, aunque lo vieras marcado por dos, pensabas: “No importa si lo meto en un marrón. Se la doy igual y que se arregle. Si no, me la va a devolver”.

P. ¿Ese punto de tranquilidad lo siente ahora un poco con Lamine?

R. Sabes que al primero se lo va a regatear como si no estuviera. Y después ya puede pasar algo. Es una sensación parecida a la que teníamos con Leo: sabes que algo bueno para nosotros puede pasar.

P. ¿Cómo ha aprendido a convivir con la crítica?

R. Es complicado, porque, por ejemplo, cuando estás lesionado lo estás pasando mal, quieres jugar y ayudar. Yo tuve un momento en el que me lesionaba mucho, estaba frustrado por eso, y encima ves que la gente dice cosas que no son verdad…

P. ¿Qué fue lo que más le molestó?

R. Que mintieran. Decían que salía de fiesta, y yo he salido contadas veces. No sé quién lo dijo ni por qué, pero son cosas que duelen. Si fuera verdad, bueno, lo aceptas. Lo apechugas.

P. ¿Y por qué nunca dijo nada?

P. ¿Eso lo pensó usted o alguien se lo aconsejó?

R. Mi familia siempre me ha dicho que pase de eso y que trabaje. Que cierre bocas dentro del campo.

P. Pero en ese momento usted sentía que trabajaba, pero no podía cerrar bocas.

P. ¿Entonces?

P. ¿La mentalidad qué papel juega en todo esto?

R. Mucho. Cuando me lesionaba, pasaba por momentos muy malos. Psicológicamente no estaba bien. Cada lesión dolía más. Cuando te lesionas mucho, es normal pensar en qué cambiar. Siempre pensaba: “Esta será la última. Vamos a hacer todo lo posible para que sea la última”.

P. ¿Hizo terapia?

R. No, nunca tuve.

P. ¿Y con quién hablaba?

R. Con mis padres, con mi hermano. A ellos los vuelvo locos.

R. Además del carácter ganador que tiene, el modelo de juego basado en la posesión y la defensa adelantada nos está dando frutos. Este año, en ese aspecto, hemos cambiado. Yo antes, muy rara vez, jugaba al fuera de juego.

P. ¿Da vértigo?

R. Al principio, sí. Ves mucho espacio, el delantero puede irse solo. Pero creo que lo hacemos muy bien. Los defensas lo trabajan bastante, pero todo es comunicación. Cuando hablas y te entiendes con tus compañeros, todo sale bien.

P. ¿Flick le encontró su lugar en el campo?

R. Es la posición en la que más cómodo me he sentido en toda mi corta carrera. A veces parece larga, pero no lo es. Es una posición en la que toco mucho la pelota. Defensivamente, intento ayudar; siempre me ha gustado trabajar para el equipo y correr. Es necesario.

P. Así como Lamine parece que siempre será comparado con Messi, a usted lo comparan con Iniesta. ¿Son realmente parecidos?

R. Siempre hay comparaciones. Jugamos en una posición parecida, usamos los dos el 8. He visto muchísimos vídeos de él, y es muy complicado hacer lo que hacía Andrés.

P. No sé si Iniesta recuperaba tantos balones.

R. Andrés jugaba un poco más adelantado. Era como el 10, como Dani Olmo, por poner un ejemplo. El uno contra uno de Andrés era una locura. Un estilo Lamine o Leo: se la das y sabes que no la vas a perder. Yo disfrutaba mucho con Andrés, no solo con lo que hacía con el balón. Sin balón era muy listo, sabía siempre dónde estar.

P. ¿Qué valor le da usted a la estética en el juego?

R. Es importante, pero no lo es todo. Hay jugadores que son bonitos de ver, pero también hacen su trabajo.

P. Pero usted se da cuenta cuando hace un regate bonito y todo el estadio lo ovaciona.

R. A veces puedes creer que tienes al defensa encima, pero, sin embargo, todavía le queda para llegar a ti. En Segunda, por ejemplo, los jugadores van mucho más locos. En cambio, en Primera, porque tienen más calidad, aguantan más. Siempre lo he pensado: normalmente, cuando tienes la pelota, tienes un segundo más de lo que piensas.

P. El hecho de que Rodri haya ganado el Balón de Oro, ¿le da la sensación de que sí se puede?

P. Empezando por la Champions.

R. El Borussia es un buen equipo. El partido que ya jugamos allí fue raro, pero acabó bien. Intentaremos volver a ganarles. Nosotros estamos en un buen nivel, y ellos en la liga no están bien, pero en la Champions nunca se sabe.

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