Los aranceles de Trump fuerzan a Europa a recalibrar su relación con China

Ante los temores de que la subida de los aranceles estadounidenses a China provoque una inundación de productos de este país en el mercado europeo, la jefa del Ejecutivo europeo también hizo hincapié ante Li en el “papel fundamental de China a la hora de abordar la posible desviación del comercio causada por los aranceles, especialmente en sectores ya afectados por el exceso de capacidad mundial”. En este sentido, siempre según la versión de Bruselas, Von der Leyen y Li hablaron sobre la posibilidad de crear un mecanismo de seguimiento sobre esta posible desviación del comercio y garantizar que cualquier evento en este sentido se aborde “debidamente”.

La conservadora alemana también recordó “la urgencia de encontrar soluciones estructurales para reequilibrar la relación comercial bilateral y garantizar un mejor acceso de las empresas, los productos y los servicios europeos al mercado chino”. Porque pese a este tímido acercamiento aparente, y del cortejo de las autoridades de Pekín, la UE sigue convencida de que lo importante son los hechos. Y, en este sentido, el bloque comunitario considera que de momento persiste la larga lista de peticiones para nivelar la desequilibradísima balanza comercial con China y mejorar el acceso de las compañías europeas al país asiático.

Voces europeas radicadas en Pekín reclaman, además, que el vínculo entre la UE y China sea valorado en sí mismo, y no en función de cada movimiento de Washington. “Creo que es un error definir siempre la relación a través del prisma de lo que ocurre con Estados Unidos”, comentaba a EL PAÍS Jens Eskelund, presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China, durante un foro económico organizado en marzo en Pekín. Eskelund reiteró que nadie en Europa está reclamando un desacoplamiento de la República Popular, pero recordó que hay una “percepción” en la UE “bastante bien documentada” de que en estos momentos la relación comercial “no está equilibrada”. Más que palabras, esperaba muestras reales de la disposición de Pekín a escuchar las preocupaciones europeas.

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