El ex primer ministro francés Michel Barnier: “Trump querría hacer tratos por separado con cada país de la UE, dividir para reinar”

Francia se ha vuelto cada vez más inestable y la esperanza de vida política de un primer ministro puede no superar ya los tres meses. Es lo que le ocurrió a Michel Barnier (La Tronche, 74 años), que ejerció el cargo entre septiembre y diciembre de 2024. La lista crece si uno mira atrás. Aun así, no deja de ser insólito que dos de ellos se encuentren por casualidad en un restaurante. “¿Qué tal? ¿Todo bien? Te llamo un día de estos”, dice Barnier, ya sentado en la mesa de un céntrico restaurante parisino, al también ex primer ministro François Fillon. “Yo duré algo menos que él”, bromea en una entrevista con periodistas de la alianza europea Lena, entre ellos EL PAÍS, quien fue ministro, comisario europeo y, sobre todo, el legendario negociador del acuerdo para el Brexit.

Pregunta. ¿Por qué cree que los EE UU de Trump adoptan una postura tan hostil hacia la UE?

Respuesta. En torno a Trump hay multimillonarios, especuladores, que no aman a Europa porque somos una unión de 450 millones de habitantes basada en principios de regulación, gobernanza y estabilidad. Tenemos un banco central independiente, reglas, supervisión bancaria, mecanismos de control. Trump querría hacer tratos por separado con cada país, dividir para reinar. Por otro lado, a [Vladímir] Putin tampoco le gustamos. Sabe que la UE es una fuerza de atracción democrática.

P. Asegura que la respuesta a la crisis internacional debe ser europea. ¿Por qué?

R. Hoy hay que saber adaptarse, reaccionar rápido, pero sobre todo defender nuestros intereses en un mundo inestable. La primera lección de nuestro tiempo es que hay que ser europeos. Siempre he sido patriota —lo asumo—, pero también profundamente europeo. Es justamente en los momentos de crisis cuando se mide la necesidad de reaccionar unidos. Si alguien busca hoy una razón para ser europeo, está ahí: en nuestra capacidad colectiva de afrontar los desafíos. Para ello, debemos apoyarnos en nuestro principal activo, seamos franceses, polacos, alemanes, italianos o españoles.

P. ¿Cuál es ese activo común?

P. Insiste en la necesidad de unidad. ¿Es realmente posible hoy?

P. ¿Cómo defender los intereses europeos?

P. ¿Hay que estar preparados para adoptar más sanciones comerciales contra EE UU?

P. ¿Qué piensa de la inhabilitación provisional de Marine Le Pen?

R. Soy claro en un punto: hubo malversación de fondos. Se robaron cuatro millones y medio de euros, tiene que haber sanciones. No hay discusión posible al respecto. Y recomiendo no poner en duda la independencia de la justicia. Sin embargo, se puede cuestionar el marco general: la ley prevé que una pena de inelegibilidad pueda hacerse ejecutiva antes de que se hayan agotado todos los recursos. Es una cuestión institucional importante que merece un debate serio en el Parlamento, y no con urgencia para arreglar la situación de un candidato.

P. ¿Hay que revisar esta disposición?

R. Tal vez. No por Le Pen, sino por el futuro. Estoy en contra de las leyes de circunstancia. Pero, ¿es justo que un justiciable, sea quien sea, pueda verse afectado por una pena de inelegibilidad antes del final del procedimiento?

P. ¿Cuáles son las principales lecciones que saca de su paso por Matignon?

R. La primera, la fragmentación de los partidos: hoy ya no hay una mayoría estable, como en la IV República, pero tampoco espíritu de compromiso. El Partido Socialista (PS) se negó a cualquier discusión desde el inicio. Me dijeron: “Votaremos la moción de censura porque no eres de izquierdas”. Segunda lección: lo difícil que es reactivar el Estado en Francia cuando se ha paralizado.

P. ¿No tiene la sensación de que la V República está agotada, con un presidente que ha perdido parte de su poder?

R. No, no creo que la V República esté muerta. Funciona, pero hay que volver a su espíritu original: un presidente que preside y un gobierno que gobierna.

P. ¿Cuáles son las razones de esta salida precipitada de su mandato?

R. No había mayoría. Sabía que podía caer en cualquier momento. Por eso no me mudé a Matignon con mi esposa. Fui prudente. El PS no tenía ningún motivo real para censurarme, salvo su compromiso con [el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc] Mélenchon: censurar a todo primer ministro que no fuera “de izquierdas”. Fue una postura ideológica.

P. ¿No fue un error por parte del presidente Macron? ¿Debería haber nombrado a alguien de izquierdas?

R. Debería haber intentado mucho antes una coalición con Los Republicanos (LR). Me nombró en el último momento, contra las cuerdas.

P. ¿Hay un acercamiento real entre la UE y el Reino Unido?

P. ¿Qué áreas de cooperación concreta ve hoy con Londres?

P. ¿Podría el Reino Unido participar entonces en los grandes planes europeos de inversión, especialmente en defensa?

R. Con respeto, por supuesto. Pero sí, varias empresas ya son francobritánicas o eurobritánicas. Nos conviene cooperar en armamento, capacidades industriales, investigación. El Reino Unido ya participa en ciertos programas europeos de investigación. Y creo que, ante la crisis ucrania y la nueva postura estadounidense, es hora de organizar políticamente esta cooperación.

P. ¿Qué propone?

R. Propongo la creación de un Consejo Europeo de Seguridad. Un órgano intergubernamental, fuera de las instituciones de la Unión, que incluya al Reino Unido y, por ejemplo, a Noruega. Este Consejo coordinaría nuestra política común de seguridad y defensa. Podría reunir a los países que así lo deseen, empezando por los que más contribuyen al presupuesto europeo: Francia, Alemania, Italia, Polonia y España.

P. ¿La reintegración del Reino Unido es una opción a medio plazo?

R. Es su decisión. La puerta sigue abierta. Pueden volver a la unión aduanera, al mercado único o incluso a la Unión Europea plenamente. Pero conocen las condiciones. Cuanto más se alejen en el tiempo y en el fondo de las reglas europeas, más difícil será regresar. Porque no se vuelve a la Unión sin aceptar sus normas.

P. ¿Desea desempeñar un papel en la futura campaña presidencial?

R. No le voy a decir que no tengo ambición. Cuando uno ha sido primer ministro, siempre está dispuesto a servir.

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