Al menos 32 civiles muertos por un ataque ruso con misiles en la ciudad ucrania de Sumi

Rusia ha vuelto a elegir la táctica del terror al situar en el centro de la diana a los civiles. Al menos dos misiles balísticos han caído a primera hora de este domingo en una zona residencial del centro de la ciudad de Sumi, en el noreste de Ucrania, junto a la frontera rusa. Según el balance aún provisional, al menos 32 personas han muerto, entre ellas dos niños; y más de 80 han resultado heridas, 10 de ellas menores de edad. Es uno de los ataques rusos más mortíferos en tres años de invasión a gran escala. “En este brillante día de Domingo de Ramos”, ha dicho el alcalde de Sumi, Artem Kobzar, en su perfil de redes sociales, “nuestra comunidad sufrió una terrible tragedia”. La matanza se produce un mes después de que Ucrania aceptase la propuesta de Estados Unidos de alto el fuego por un periodo de 30 días. Una oferta ante la que el Kremlin ha guardado silencio. “Solo un bastardo podría actuar así. Quitándole la vida a gente corriente”, ha manifestado el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en un mensaje.

La provincia fronteriza de Sumi colinda con la rusa Kursk, donde se libra una de las batallas clave en la actual contienda. El ejército ucranio, que penetró por primera vez en Kursk el pasado septiembre, controla aún allí cerca de 70 kilómetros cuadrados de suelo ruso, y aguanta la gran contraofensiva lanzada por Moscú. Según la información difundida por las Fuerzas Aéreas ucranias, el bombardeo sobre el centro de Sumi, a unos 48 kilómetros de la linde, ha llegado desde el vector de Kursk, donde Rusia acumula a 67.000 soldados. Moscú ha informado de avances hacia Sumi, en concreto con la captura de la localidad de Zhuravka, algo sobre lo que Kiev no se ha pronunciado.

“Un terrible ataque con misiles balísticos rusos sobre Sumi”, ha informado Zelenski en sus redes sociales. “Los misiles enemigos impactan en una calle normal de una ciudad, en la vida normal: casas, instituciones educativas, coches en la calle… Y esto ocurre un día en el que la gente va a la iglesia: el Domingo de Ramos, la fiesta de la Entrada del Señor en Jerusalén”. Solo 48 horas antes, el líder ucranio había visitado el escenario trágico de otra matanza, esta vez ocurrida en su ciudad natal, Krivói Rog. También allí, el pasado 4 de abril, un misil balístico acabó con la vida de 20 personas; entre ellas, nueve niños.

Esta nueva matanza amenaza con hacer descarrilar cualquier clima, aunque sea tibio, de posible negociación para la paz. Se produce dos días después de que el enviado estadounidense a Rusia, . Según la versión del Kremlin, la cita entre Witkoff y Putin, que escenificaron con un cálido apretón de manos, fue “productiva” y giró en torno a Ucrania. No hubo más detalles.

El pasado 25 de marzo, Moscú y Kiev se comprometieron, de nuevo con la mediación de Washington, a un cese de las hostilidades contra los sectores energéticos y en el mar Negro. Un pacto que comenzó con una gran confusión en torno a su entrada en vigor y que no se ha cumplido.

En esta misma línea se ha pronunciado el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los líderes europeos más activos en la búsqueda del cese de la violencia. “Todo el mundo sabe que es solo Rusia la que quiere esta guerra”, ha manifestado en la misma plataforma. “Solo Rusia quiere continuar con esto, mostrando su desprecio por la vida humana, el derecho internacional y los esfuerzos diplomáticos realizados por el presidente [Donald] Trump. Se necesitan medidas enérgicas para imponer un alto el fuego a Rusia”. El primer ministro británico, Keir Starmer, que junto a Macron lidera la llamada coalición de voluntarios, ha instado a Putin a aceptar “un alto el fuego total e inmediato sin condiciones”.

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