Las ciudades españolas pinchan el bum ciclista: escasos carriles bicis, menores ventas y caída de usuarios

Trini Martín solía moverse en bicicleta por Valladolid con sus tres hijos, pero ha dejado de hacerlo después de que el Ayuntamiento eliminara el carril bici que usaba y tras sufrir dos robos de su velocípedo. Mamen Arjona pedaleaba a diario en Copenhague, pero en 2021 se mudó a Madrid y abandonó la idea ante la falta de infraestructura de la capital. Peio Royo Zabala ya casi no la coge por Barcelona porque cada vez se siente más “inseguro y violentado” por los coches. Son solo tres ejemplos que muestran que decae: cada año se venden menos bicis y pedalea menos gente. Los expertos explican las causas: las ciudades construyen poca infraestructura ciclista e incluso la destruyen, el tráfico asusta, los robos de bicis quedan impunes y las ayudas e incentivos no llegan.

Los datos no mienten: el número de ciclistas urbanos frecuentes en España se ha reducido en casi 10 puntos en los dos últimos años, según el último Barómetro de la Bicicleta del pasado diciembre. El martes conocimos que la venta de bicis cae por tercer año consecutivo: de más de 1,5 millones de unidades despachadas en 2020 y 2021 a 1,1 millones en 2024, según la patronal AMBE. Con todo, la bici es el vehículo más vendido en España, superando a los coches en casi 100.000 unidades; y su precio medio crece hasta los 1.167 euros (2.555 euros las eléctricas).

Peor aún: , desincentivando la movilidad sostenible. Pasó en Logroño, Madrid, Elche, Valencia o Gijón, entre otras. Y fue lo que sufrió Trini Martín (43 años) en Valladolid: “Teníamos un carril muy cómodo que enlazaba mi barrio con el centro a través de la avenida de Gijón, pero lo han quitado. Tenemos otro cerca, el de Isabel la Católica, que también están eliminando, con lo que moverse en bici con niños se me hace imposible, porque los conductores son muy agresivos cuando vas entre el tráfico”. Sus hijos tienen 13, 11 y 8 años y ahora echan de menos pedalear.

“La gente tiene mucha gana de ir en bici, pero si no hay infraestructuras seguras es difícil que se animen. Y si encima pierdes parte de la infraestructura que había seguro que hay gente que deja de usar la bicicleta”, apunta Cristina Llorente, presidenta de ConBici, que aglutina más de 60 asociaciones bicicleteras.

Lo que ha terminado de fastidiar a Trini es sufrir dos robos de su bicicleta. “La primera vez se la llevaron de mi propio garaje y la segunda, del patio del edificio; en ambos casos la tenía candada. Lo denuncié ante la policía y me dijeron que si la veía por algún mercadillo les avisara, pero que si no iba a ser muy difícil recuperarla, que hay robos similares todos los días”.

Es lo que le ha pasado a Peio Royo Zabala (31 años), que además investiga sobre movilidad ciclista en la Politécnica de Cataluña (UPC): “Quienes usan la bici lo suelen hacer porque es lo más cómodo y rápido, no por una cuestión ideológica; quienes la abandonan lo hacen por falta de comodidad y seguridad. Si no se construye infraestructura, la gente deja de pedalear. Yo mismo he dejado de usar la bici en Barcelona porque me siento inseguro y violentado, por permisividad absoluta de la Guardia Urbana hacia el coche. Y [el alcalde, Jaume] Collboni ha dicho que no va a construir nada que no estuviera ya prometido, con lo que la red se frena”. Según el barómetro, el 20% de quienes no pedalean no lo hacen porque lo consideran peligroso —una sensación que desaparece al circular protegido de los coches—.

Un ejemplo es Mamen Arjona (38 años), que trabaja en el departamento de Compliance de una empresa, ha probado las mieles de Copenhague —con cientos de kilómetros vías y autovías ciclistas— y se mudó a la capital en 2021: “Viví allí 13 años y pedaleaba a diario. Al llegar a Madrid pensé que aquí jamás voy a hacerlo: no hay infraestructuras seguras, no es seguro montarse con un coche detrás a toda velocidad y pitándote… Y menos con dos hijos. De hecho, por Madrid solo se suele ver a hombres en bici. Yo solo me atrevo a hacerlo por los parques”.

Silvia Casorrán, secretaria general de la RedBici —que elabora el barómetro y aglutina a 153 urbes y diputaciones—, añade: “Ahora hay más medios de transporte, como los patinetes eléctricos, y se han aplicado fuertes descuentos al transporte público, con lo que una parte de la gente se habrá pasado a esas modalidades. Lo negativo es que el tráfico no está bajando, así que no se están aplicando las medidas necesarias para hacer el transvase modal a la movilidad más sostenible”.

Lo confirma Mikael Colville-Andersen, gran gurú de la movilidad cilista: “Hay dos factores fundamentales que influyen en la disminución del uso de la bicicleta. El primero es la infraestructura ciclista protegida; los ciudadanos desean usar la bicicleta para desplazarse, pero si la infraestructura es inadecuada o no crece, no lo hacen. Al mismo tiempo, es fundamental dificultar moverse en coche por la ciudad. Si el uso de la bicicleta está disminuyendo en las ciudades españolas, significa que estas no están haciendo lo suficiente para fomentar el ciclismo y reducir la dependencia del coche”.

Además de mejorar la infraestructura ciclista en las ciudades, el sector pide rebajar el IVA para la compra y reparación de bicis —España lo tiene al 21% mientras Portugal lo bajó al 6%—, así como incentivos fiscales para su uso: es posible desgravarse un coche eléctrico, pero no una bici electrificada. Otra idea sería pagar por moverse en bici, como ya se hace en Francia, Holanda y Bélgica”. “En Bélgica te pagan hasta 36 céntimos por kilómetro recorrido en bici, y eso incentiva moverse así, mientras en Francia hay apoyo del Estado para comprar bicis eléctricas, que además dan un plus de seguridad y te permiten llegar más lejos”, apunta Royo Zabala.

Mientras llega todo eso, Trini Martín sigue frustrada. “Mis tres hijos echan mucho de menos ir en bici. Me dicen ‘mamá, ¿por qué no le pides una bici nueva a los Reyes Magos?‘. Y me da mucha pena”.

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