“Proeza” o “atentado medioambiental”; “proyecto tan estratégico y singular” o “engaño a la ciudadanía”. Pocas infraestructuras han causado en Canarias una defensa más enconada y un rechazo más visceral que el llamado Salto de Chira: un proyecto que se puso en marcha en 2011 y que busca aprovechar dos grandes presas en el suroeste de Gran Canaria, las de Chira y de Soria (la mayor de Canarias con 32 millones de metros cúbicos de capacidad) para construir una central hidroeléctrica de bombeo reversible de 200 MW de potencia, asociada a una desaladora que deberá asegurar el caudal y paliar la creciente sequía en la isla. Red Eléctrica saca pecho: esta es, asegura el operador del sistema eléctrico, la primera vez que se construye una desaladora asociada a un bombeo.
El Cabildo de Gran Canaria —el dueño de las instalaciones—, Red Eléctrica —el concesionario del proyecto—, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) —la entidad que la financia— y el Gobierno de España prometen un antes y un después para la isla tras esta obra. “Salto de Chira es la gran batería que va a permitir que, a partir de 2027, entre el 50% y el 70% de nuestra energía sea limpia”, en palabras del presidente del Cabildo, Antonio Morales (Nueva Canarias). “Pero, además, vamos a reducir en un 20% las emisiones, ahorrar 120 millones de euros al sistema y realizar en el barranco de Arguineguín la mayor restauración ambiental de Canarias”.
La obra, presupuestada en 391 millones de euros, se encuentra en estos momentos en un 40% de ejecución y entrará en funcionamiento, previsiblemente, en 2027. Una vez en marcha, REE pagará al Cabildo de Gran Canaria un canon anual de seis millones por su uso.
La central empleará parte de la energía renovable no integrable en el sistema de la isla en los momentos de mayor generación para, en primer lugar, alimentar la desaladora —dotada de un sistema de ósmosis inversa para desalar 2,7 hectómetros cúbicos al año—. El agua tratada se impulsará hasta el embalse de Soria por medio de una conducción de 19,11 kilómetros siguiendo el curso del barranco de Arguineguín.
Una vez la presa de Soria cuente con un volumen mínimo, comenzará funcionar todo el sistema: el agua se bombea con parte de la energía renovable generada en la isla hasta la presa de Chira, donde permanecerá almacenada hasta que sea necesario devolverla al sistema a través de un salto de agua hasta la presa de Soria.
Esta obra pretende replicar, a mucha mayor escala, Gorona del Viento en la isla de El Hierro —un parque eólico asociado a una central de bombeo, participado mayoritariamente por Endesa y el Cabildo insular— que se puso en marcha hace 10 años y que ha logrado que la menor de las islas canarias se haya mantenido con energías renovables durante 24 días seguidos.
Uno de los problemas es que, a diferencia de El Hierro, el sur de Gran Canaria sufre una grave sequía (en el municipio de Mogán llueve 12 días al año, según el Ayuntamiento). Es decir, la naturaleza no aporta a esta parte de la isla la suficiente agua, lo que, según sus promotores, hace necesaria la creación de una desalinizadora (en la isla hay una cincuentena).
El 28 de marzo, Antonio Morales ejerció de anfitrión en una visita institucional a la que acudió la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen; la presidenta del BEI, Nadia Calviño; y la de REE, Beatriz Corredor, entre otras autoridades. Durante la visita, todos ellos ensalzaron al unísono el valor estratégico y la ejecución del proyecto. “Es emocionante ver cómo se materializa un proyecto tan estratégico y singular”, afirmó Aagesen; “es una proeza de la ingeniería”, celebró Calviño.
“Se da una idea errónea a la ciudadanía, de que es un proyecto positivo de energías renovables. No es así”, asegura. “Es un bombeo, y como no hay recursos naturales disponibles, implica la desalación de agua de mar, su bombeo hacia las cotas de Soria, con todo el gasto energético y el impacto ambiental que supone. Esa agua aún se tiene que bombear de nuevo al embalse de Chira antes de generar energía con el salto. Al final, este es un sistema deficitario energéticamente”, denuncia.
Otras fuentes consultadas conceden que cualquier sistema de almacenamiento es deficitario energéticamente hablando. Argumentan que generar con energías renovables y contar con almacenamiento resulta rentable frente a la generación con combustible fósil. Asimismo, justifican, la dupla de generación renovable y almacenamiento no emite gases de efecto invernadero y sustituye a la generación basada en combustible fósil, integrando mayor energía renovable, como ocurre ya en la isla de El Hierro.
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Source: elpais.com