El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el Real Decreto de Comedores Escolares Saludables y Sostenibles, un texto presentado por el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy. La nueva norma pone el foco en la lucha contra la desigualdad. Por ello, garantizará que se sirvan cinco comidas saludables a la semana en todos los centros educativos que cuenten con este servicio de alimentación y desterrará la bollería industrial de cantinas y máquinas expendedoras. Actualmente, hay 1.200 comedores en los que nunca se ofrece pescado, según estima el ministerio en base a los datos del informe de resultados del Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria 2021-2025.
La norma también garantiza una mayor ingesta de legumbres, cereales integrales y proteínas de origen vegetal en los centros públicos, concertados y privados de educación infantil, primaria, especial, secundaria obligatoria, bachillerato o con ciclos de formación profesional de grado básico y medio que cuenten con servicio de comedor. Se promociona su presencia en los menús debido al alto valor nutricional que ofrecen y a los beneficios que llevan aparejados durante el desarrollo.
La normativa se guía por las recomendaciones de organismos científicos y sanitarios como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición o la Organización Mundial de la Salud (OMS). De esta forma, ha explicado Bustinduy, el real decreto asegurará que todos los niños y adolescentes accedan a diario a una alimentación sana, nutritiva y variada, con independencia del nivel de renta de sus familias.
El comedor escolar es una herramienta fundamental para reducir la desigualdad y garantizar el derecho de todos los menores a tener una alimentación de calidad y a adquirir hábitos nutricionales saludables para el resto de su vida. Casi la mitad de los alumnos, de los que tienen entre seis y nueve años y pertenecen a familias con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales, padecen sobrepeso, propiciado por la dificultad para consumir a diario alimentos frescos y la imposibilidad de realizar desayunos completos.
Los centros educativos tendrán que garantizar, al menos, el 45% de las frutas y hortalizas de temporada para fomentar modelos de comedores más sostenibles y reforzar la producción local. Esta es una tarea reseñable, a juicio de Bustinduy, ya que supondrá un beneficio a los agricultores y ganaderos españoles en un contexto difícil como el actual, debido a la guerra arancelaria internacional iniciada por Estados Unidos. Al menos dos platos al mes o el 5% del gasto debe destinarse a la producción ecológica. El texto promueve, además, la instalación de fuentes de agua accesibles para el alumnado.
Hace menos de tres meses, el hijo de Gracia Osuna, de cinco años, consiguió llevar su propia tartera al comedor escolar, después de pedir durante más de un año una alternativa vegana en su centro escolar público, ubicado en Palma (Mallorca). Terminó recibiendo dos alternativas: separarle los productos de origen animal del resto de alimentos, cuando fuese posible, o llevar su táper. Osuna eligió la segunda, reabriendo el debate sobre las opciones alimentarias por cuestiones éticas.
Por otra parte, no se va a permitir servir bebidas azucaradas, energéticas y con alto contenido de cafeína en las comidas, ni tampoco venderlas en las máquinas expendedoras o en las cafeterías ubicadas en los centros educativos. En esta línea, también se eliminará la bollería industrial. No se podrán vender productos que superen un contenido máximo de cinco gramos de azúcares por porción envasada y que incumplan los criterios recomendados por organismos como la OMS sobre los límites para la ingesta de grasas, azúcares y sal.
El valor energético por unidad no debe superar las 200 kilocalorías para repartir la energía necesaria a lo largo del día: el 25% en el desayuno, —o bien el 15% si este es ligero y se complementa con un 10% en el almuerzo— el 35% en la comida del mediodía, el 10% en la merienda y el 30% restante en la cena.
La nueva normativa limitará los platos precocinados. Las comidas como las pizzas o las empanadillas no preparadas en las cocinas de los centros solo se podrán servir una vez al mes. Las frituras que se elaboren en el día podrán ser ingeridas por los alumnos, como máximo, cada siete días. En más del 29% de los comedores se ofrecen tres o más raciones semanales de fritos. Se recomienda utilizar aceite de oliva o de girasol alto oleico.
Educo ha denunciado este martes que durante las vacaciones de Semana Santa más de 900.000 alumnos de educación primaria se han quedado sin la beca de comedor que reciben cuando van a la escuela: “Son muy pocos los niños que tienen alguna ayuda para cubrir su alimentación durante este periodo, siguen comiendo igual que cuando van al colegio y las dificultades económicas de las familias son las mismas ahora que durante el curso escolar”.
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Source: elpais.com