El Athletic está un pasito más cerca de cumplir el sueño de su capitán De Marcos, que en el año de su despedida les pidió a sus compañeros llegar a la final europea que se disputa en San Mamés. Vencieron los bilbaínos con solvencia al Rangers, con un gol de penalti de Sancet y un cabezazo de Nico Williams, sus jugadores más determinantes. Cuando el Rangers, que salió a aguantar, recibió el primer gol, al filo del descanso, no encontró demasiados caminos hacia la portería de Agirrezabala. Los vascos se enfrentarán al Manchester United, que eliminó al Lyon tras un partido increíble. Con San Mamés volcado y récord de asistencia, el Athletic sigue dando pasos, a lo bajini, como predica Iñaki Williams, que, con molestias, se quedó sin jugar.
El partido se parecía como una gota de agua a otra al del pasado jueves en Glasgow. Allí el Rangers se atrincheró, más todavía tras quedarse con diez, y aguantó los noventa minutos las acometidas de un Athletic que encontraba bosques de piernas cuando intentaba penetrar en el área. Allí ni a machetazos conseguía abrirse paso en la espesura. Como le salió bien el plan a Ferguson, lo calcó en San Mamés, y durante los primeros 45 minutos, el equipo escocés jugó a lo mismo, en busca de algún balón largo que pescar y con un sacrificio defensivo en el que se implicaba todo el equipo.
El Athletic buscaba las bandas. El despliegue por la derecha de Berenguer y De Marcos, y la habilidad de Nico Williams en la izquierda. Tuvieron unas cuantas acciones de peligro, con Maroan convertido en la pesadilla de los tres centrales rivales. Sancet se estrelló un par de veces con las piernas de sus rivales al intentar el disparo; Tavernier le sacó un disparo después de una pared con Nico. También Maroan pudo marcar después de un centro de De Marcos que se marchó fuera.
Las escaramuzas se sucedían una y otra vez. Sancet, muy activo, tuvo la ocasión más clara para marcar después de que Maroan le pusiera un balón a dos metros de la portería, pero el control se le escapó. Todo parecía abocado a repetir el guion del partido de ida durante 45 minutos más, pero en el descuento un balón largo buscó a Maroan, que estuvo listo para meterse delante de Souttar, que le derribó en el área. Otro penalti, como en Glasgow, pero esta vez fue Sancet el encargado de ejecutarlo. Engañó a Kelly, adelantó al Athletic y metió el partido en un escenario diferente.
Al Rangers no le quedaba más remedio que buscar el gol por otras vías, más allá de sus armas al contragolpe. Tenía que abrirse, vamos. Y es lo que intentó, con el Athletic más calmado, sabiendo que sus posibilidades de encontrar espacios aumentaban. Los halló a menudo, pero también los escoceses, con ese paso hacia adelante que dieron. Inquietaron la portería de Agirrezabala, inédito durante la primera parte. Tuvieron el empate en un disparo al poste de Raskin después de un balón colgado al área por Cerny, el jugador con más calidad del Rangers.
La sombra de la incertidumbre planeaba sobre San Mamés, por un resultado corto. Que el Athletic diera la impresión de ser superior a su rival no era ninguna garantía, aunque, al menos, los hombres de Ernesto Valverde supieron ajustar su juego a lo que empezaba a exigir su rival, y además, sin olvidar desplegarse hacia el área de Kelly, así que cuando el reloj llegaba al minuto 80, De Marcos, en su enésima subida por la banda derecha, le puso un caramelo en la cabeza a Nico Williams, que el menor de la familia no desaprovechó para ampliar el marcador y certificar la clasificación rojiblanca para semifinales. Será la tercera vez en su historia. Las otras dos llegó a la final.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com