Reformador y revolucionario para unos. Demasiado continuista y comedido para otros. A lo largo de sus 12 años de pontificado, Francisco ha sido descrito como un “hereje, populista” que venía a poner todo patas arriba, por parte de los sectores eclesiásticos más conservadores. A la vez, las voces más progresistas se han referido a su mandato como una decepción, una oportunidad perdida debido a su falta de avances reales. Una dualidad que se replica en su aproximación hacia las personas LGTBI+.
En general, Francisco ha realizado pocos cambios doctrinales ―dogmas, principios teológicos, morales y prácticas rituales―, más bien ha fomentado nuevas aproximaciones, también con respecto a las personas LGTBI+. “Vemos continuamente cómo se aparta a personas LGTBI+ de sus tareas en iglesias o cofradías en cuanto se hacen visibles, como por ejemplo cuando se sabe que están casados”, incide Segoviano. Para ella, durante este pontificado solamente se han “abierto las ventanas para airear”, pero no para una verdadera acción transformadora: “El Papa ha intentado actuar como puente para que muchas personas pudieran ser escuchadas”.
“La conmoción por la muerte del Papa no puede hacernos olvidar que se opuso a muchas conquistas sociales”, resume la periodista argentina Leila Guerriero en una opinión publicada en EL PAÍS. Una de ellas, el matrimonio igualitario. En otra declaración papal, que soliviantó a los sectores más conservadores, No así a los casamientos entre personas del mismo sexo. En 2010, cuando se aprobó la norma en Argentina y él ejercía de arzobispo de Buenos Aires ―fue nombrado por el ultraconservador Juan Pablo II―, Bergoglio comparó la norma con una “pretensión destructiva al plan de Dios”. Más recientemente, en 2021 y ya como Papa, afirmó que “el matrimonio es un sacramento de la Iglesia y no se puede cambiar”. Y matizó de nuevo: “Pero hay leyes [como la de matrimonio igualitario] que intentan ayudar a tanta gente de orientación sexual diferente. Esto es importante”.
Bergoglio organizó un sínodo para hablar de fomentar una mayor inclusión en la Iglesia de las mujeres y de las personas LGTBI+. Además, durante su ejercicio se reunió varias veces con representantes del colectivo, recibió por primera vez a una persona trans en el Vaticano (el español Diego Neira) y, durante la pandemia, estableció relaciones con un grupo de mujeres trans y migrantes que se prostituían en las calles de Roma, y a las que posteriormente siguió viendo. “El mayor temor es que nunca se sabe cómo serán las cosas en el futuro, que si él deja de liderar la Iglesia, pueda haber un retroceso”, decía una de ellas, Garnica, de 47 años, en declaraciones a AP, poco antes de su muerte. En esos días, ella, junto a otras compañeras, como Laura Esquivel, rezaba por la salud de Francisco.
El 2025 es un año jubilar (o santo) y Francisco había organizado una jornada para personas LGTBI+ en septiembre. Muchos creyentes del colectivo abrazaron la propuesta y se organizaron para peregrinar al Vaticano. La sevillana Victoria Rodríguez es una de ellas. “Ahora, con su muerte, todo queda un poco en el aire, aunque espero que se mantenga”, cuenta esta mujer trans de 44 años. “También, que el nuevo Papa siga la línea actual no solo por las personas LGTBI+, sino por la propia Iglesia: nosotras también estamos incluidas en el camino de Jesús. Ese es el verdadero espíritu cristiano”, agrega. Rodríguez retoma una idea promulgada por Bergoglio en 2018, cuando le dijo a un hombre gay: “Dios te hizo así y te ama”.
“Creo que el Papa Francisco era un aliado LGTBI+ mucho más potente de lo que aparecía en público”, afirma el periodista John Casey en una columna escrita en The Advocate, medio estadounidense de referencia del colectivo que comenzó a publicarse en 1967. “Por primera vez en mi vida, sentí que un Papa me amaba, me comprendía y, lo más importante, me veía y me aceptaba”, continúa su texto. De hecho, en 2013 (tras la frase del Papa: “¿Quién soy yo para juzgar?”), la publicación consideró a Francisco persona del año: “[Sus palabras] Fueron muy poderosas”, afirma Casey.
Una idea que comparten en la Felgtbi+ que también lamenta que los gestos de Francisco no se tradujeran en garantizar la igualdad para las personas LGTBI+ en el ámbito religioso: “Se nos sigue señalando como personas no dignas. Confiamos en que su sucesor sea capaz de encontrar caminos para que las personas creyentes del colectivo podamos desarrollar nuestro derecho a la fe y la espiritualidad, no desde los márgenes, sino en unos espacios donde también deberíamos ser bienvenidas y acogidas”.
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Source: elpais.com