La ingente lucha contra las caídas, el evento adverso más frecuente entre los pacientes hospitalizados

Espacios de asistencia médica e innovación científica, los hospitales son también el escenario de eventos adversos que ponen en riesgo la vida del enfermo. Entre todos ellos, uno destaca por la magnitud del impacto que tiene sobre la salud de los ingresados: las caídas. “Cerca de uno de cada diez pacientes sufre algún daño mientras recibe atención sanitaria y el más frecuente en los hospitales son las caídas, con una incidencia de tres a cinco casos por cada 1.000 días-cama [o estancias]. En más de una tercera parte, estos eventos causan lesiones importantes”, expone Inmaculada Mediavilla, presidenta de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA).

El mayor estudio realizado hasta la fecha, publicado en 2022 en la revista de referencia en geriatría Age and Ageing, destaca la trascendencia que tienen estos eventos: “Las caídas hospitalarias siguen siendo un problema fundamental en todo el mundo a pesar de los esfuerzos sostenidos de prevención realizados. […] En algunos casos, las lesiones pueden considerarse menores, como laceraciones, contusiones y esguinces. Pero son frecuentes daños graves como traumatismos craneoencefálicos, fracturas y muerte”.

“Es un trabajo importante porque recopila toda la evidencia científica publicada. Las lesiones producidas están asociadas a una mayor mortalidad, prolongan las hospitalizaciones, repercuten negativamente en la calidad de vida y suponen un importante coste para los centros”, resume Nuria Montero, especialista del servicio de geriatría del Hospital Gregorio Marañón (Madrid).

El último congreso de la SECA, celebrado en octubre en Las Palmas de Gran Canaria, evidenció la importancia que los gestores sanitarios dan a las caídas, con más de una veintena de estudios presentados por hospitales españoles que miden el alcance del fenómeno y divulgan las iniciativas para prevenirlo, en un trabajo que recae principalmente sobre los equipos de enfermería.

El segundo lo forman los factores vinculados con el entorno. Una mala iluminación, por ejemplo, aumenta el riesgo de tropiezos, al igual que la presencia de obstáculos potenciales —alfombras, cables…— y los suelos resbaladizos. La falta de barandillas en zonas de paso y las camas altas también repercuten negativamente.

Un estudio presentado por profesionales del Hospital Clínic (Barcelona) lleva al título la pregunta clave: “Caídas hospitalarias, ¿prevenibles y evitables?. Según la extensa literatura científica publicada —no siempre basada en la misma metodología—, entre el 20% y el 50% de las caídas podrían prevenirse.

“Son prevenibles si somos capaces de identificar y evaluar bien los riesgos y adoptamos las medidas específicas. Pero, lamentablemente, no todas son evitables, en buena parte porque son muchos los factores que intervienen y es imposible controlarlos todos”, responde Teresa Gabarró, autora principal del trabajo y enfermera del Clínic.

Dos trabajos presentados en el congreso por el Consorcio Sanitario de Terrassa (CST) —que gestiona un hospital de 450 camas, un centro de atención intermedia y ocho de atención primaria, con 200.000 personas atendidas— ponen el foco en los casos más graves ocurridos en sus instalaciones. Unos son los llamados “incidentes de riesgo extremo o centinela”, que por su “gravedad y potencial evitabilidad precisan una evaluación urgente y la implantación de acciones prioritarias“. En Cataluña, “representan el 1% del total de notificaciones [de incidentes] y en un 0,3% ocasionan la muerte del paciente”. Son los denominados “incidentes catastróficos”.

Carme Varo, referente del Departamento de Calidad Asistencial y Seguridad del Paciente del CST, destaca la necesidad de la prevención en todos los niveles asistenciales. “Aunque la gran mayoría de caídas no tienen consecuencias, o estas son leves, en otras pueden ser importantes y marcar un antes y un después en la calidad de vida del paciente. Es clave identificar las personas con mayor riesgo y desarrollar medidas para evitarlas. Este trabajo, además, debemos realizarlo desde el hospital hasta atención primaria”, afirma.

Las caídas también suponen un importante coste. Además de las horas de personal y recursos destinados a la prevención, la asistencia para atender las lesiones sufridas repercute en las cuentas de los centros. El Hospital de Barcelona, un centro privado de 250 camas propiedad de una cooperativa de usuarios atendidos por otra de facultativos —Assistència Sanitària— presentó un análisis del gasto relacionado con las caídas.

“Este trabajo es una manera de preocuparnos por dar respuesta a los retos que nos plantea el modelo asistencial y, a raíz del estudio, plantear medidas de mejora. Ahora, por ejemplo, estamos analizando dónde se producen las caídas (desde la cama, en el baño…) para ver qué iniciativas aplicar, Contamos con un registro histórico de caídas gracias a un grupo de trabajo específico creado en 1999”, añade García.

Entre las iniciativas destacadas, el Hospital Universitario de Álava presentó en el congreso “un modelo matemático que permite calcular el riesgo que tiene cada paciente desde el momento del ingreso y adoptar así las medidas preventivas oportunas”, cuenta Patricia Lara, subdirectora de Enfermería. El sistema, que está a punto de ponerse en marcha, nace de la inicitiva de un equipo formado por las dos enfermeras responsables de Seguridad del Paciente y una matemática, en base a los datos de más de 10.000 enfermos atendidos en el centro.

“El objetivo es avanzar en el compromiso de individualizar los cuidados y, a partir de los resultados del modelo, sensibilizar a profesionales y familiares de la importancia de detectar a tiempo el riesgo y anticiparnos a la posible caída”, concluye Lara. La iniciativa ha recibido el premio al Mejor Póster en el reciente congreso Inforsalud de la Sociedad Española de Informática de la Salud celebrado en Madrid.

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