La ministra de Economía ucrania, Yulia Sviridenko, viajó este miércoles a Washington para coser los últimos flecos del pacto, que afecta a recursos clave como el aluminio, el grafito, el petróleo y el gas natural. El anuncio lo hizo al final de la tarde (hora de Washington, al filo de la medianoche española) el Departamento del Tesoro, que celebró en un comunicado la creación de un “Fondo de Inversión de Reconstrucción de los Estados Unidos-Ucrania”.
Sviridenko también se asomó a la red social para afirmar: “Con Estados Unidos, estamos creando un fondo que atraerá la inversión global”.
Horas antes, Bessent había dado cuenta de las últimas dificultades en la negociación. “Anoche [por el martes] los ucranios hicieron unos cambios, que estamos seguros que van a reconsiderar para que podamos firmar”, dijo el secretario del Tesoro a la pregunta de una reportera al final de una larga reunión del gabinete de Trump, cuyos miembros alabaron por turnos los primeros 100 días de su Administración.
“Este acuerdo”, añadió Bessent tras la firma, “señala claramente a Rusia que la Administración de Trump está comprometida con un proceso de paz centrado en una Ucrania libre, soberana y próspera a largo plazo. (…) Ningún estado o persona que financiara o suministrase [recursos] a la máquina de guerra rusa podrá sacar tajada de la reconstrucción de Ucrania“.
En el punto de mira de Estados Unidos, están más de 20 materias primas estrategias para sus intereses; entre ellas, además del petróleo y el gas natural, el titanio, de uso aeronáutico, o el uranio, empleado para producir energía nuclear, equipos médicos y armas. Ucrania también posee litio, grafito y manganeso, esencial para las baterías de los vehículos eléctricos.
La firma llega en un momento simbólico para Trump, que cumple 100 días en el cargo, acosado por bajos índices de aprobación y las malas noticias que hablan de la primera contracción de la economía desde 2022. El presidente estadounidense también ha mostrado en estos días su impaciencia por lograr que Rusia y Ucrania firmen un acuerdo de paz que durante la campaña prometió que propiciaría durante su primera jornada en el cargo.
Los (unos 155.000 millones de euros) enviados por Estados Unidos para apoyar a Ucrania desde que comenzó la gran invasión rusa son esenciales para la supervivencia del país agredido.
El primer ministro ucranio encabezó la semana pasada la delegación que perfiló el que podría ser acuerdo definitivo con la Administración Trump en Washington. “Hemos definido claramente nuestras líneas rojas; el acuerdo debe cumplir con las obligaciones europeas y no contradecir la Constitución ni la legislación de Ucrania”, declaró Shmihal a través de sus redes sociales el pasado fin de semana, dando a entender que el pacto estaba más cerca que nunca.
Estaba previsto que la firma del tratado se produjera el 28 de febrero en la Casa Blanca, pero esta se suspendió después de que Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, humillaran a Zelenski cuando una conversación en presencia de la prensa acabó a gritos.
Altos cargos estadounidenses y ucranios firmaron un documento de intenciones a principios de abril y dejaron abiertas las negociaciones. El sábado pasado, Zelenski se reunió con Trump en un aparte durante el funeral del papa Francisco, en un gesto que se interpretó como un acercamiento de posturas entre ambos líderes. En los 15 minutos de conversación en medio de la basílica de San Pedro del Vaticano, uno de los asuntos abordados fue precisamente el acuerdo de los minerales, según .
Después de ese encuentro, Trump, mientras regresaba a Estados Unidos en el Air Force One, expresó por primera vez en público sus dudas sobre las verdaderas intenciones del presidente ruso, Vladímir Putin, y su voluntad de acabar la guerra. También le amenazó, en un mensaje en su red social, Truth, con nuevas sanciones secundarias y contra el sector bancario.
Además del acuerdo sobre minerales y otros recursos naturales, el borrador que ha salido a la luz desde Washington para negociar el fin de la contienda contempla que Estados Unidos se haga con el control de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. Estas instalaciones, en la región del mismo nombre, permanecen ocupadas por militares del Kremlin desde los primeros días de la invasión rusa, aunque para funcionar siguen dependiendo de empleados locales. La decisión salomónica del presidente de Estados Unidos, pese a tratarse de territorio e instalaciones ucranias, pasa por suministrar en el futuro electricidad de esa planta tanto a ucranios como a rusos.
Mientras tanto, Rusia ha intensificado sus ataques sobre Ucrania en estas semanas. Un misil acabó el pasado jueves con la vida de 12 personas en Kiev, en el peor ataque sobre la capital desde el verano. En la madrugada de este miércoles, la ciudad de Járkov, entre otras, sufrió una ofensiva con drones que causó al menos un muerto y decenas de heridos. El Kremlin aspira a un acuerdo de paz que supondría ganar el control sobre cuatro provincias ucranias. Steve Witkoff, enviado de Trump para negociar con el presidente Putin, tiene el encargo de convencerlo de firmar un pacto que deje las fronteras entre ambos países a la altura del frente actual.
En este asunto asoma también China, que lidera la producción mundial de minerales de tierras raras y otros materiales de importancia estratégica, lo que ha movido a los países occidentales a buscar alternativas como la que ahora encuentra Estados Unidos en Ucrania.
El pasado 29 de marzo, el buque de bandera rusa Sv. Nikolay fue localizado con carbón ucranio robado en sus bodegas listo para descargar en el puerto argelino de Annaba, señala este medio. Todo apunta a que zarpó del puerto ucranio de Mariupol, en la zona costera del mar Negro que permanece bajo ocupación rusa. Esa explotación se está llevando a cabo, según esa misma fuente, con la colaboración del entorno del expresidente ucranio Víktor Yanukóvich, que huyó a Moscú tras ser acusado de saquear cuentas públicas cuando en 2014 se empezaba a gestar el actual conflicto.
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Source: elpais.com