El Palacio del Elíseo se ha pasado los últimos años asegurando públicamente que las relaciones entre Alemania y Francia seguían siendo igual de fluidas que siempre y que los intereses del eje francoalemán continuaban alineados. Esta semana, ante la llegada el miércoles del nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, la diplomacia francesa no podía contener su entusiasmo y reconocía con gran optimismo que es el momento de “resincronizar” las agendas tras la fría relación entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el predecesor de Merz, el socialdemócrata Olaf Scholz. En la comparecencia posterior a la reunión, ambos mandatarios confirmaron sus intenciones anunciando “un renacimiento francoalemán para Europa”.
Merz, tras una accidentada sesión de investidura el martes en el Bundestag —perdió inesperadamente la primera votación— busca ahora revitalizar las relaciones entre ambas capitales, que se han visto enturbiadas por las diferencias en cuestiones de política europea e internacional, incluido el posicionamiento con respecto a la guerra de Ucrania y de la Defensa común.
El presidente francés anunció que ambos países establecerán un “consejo de defensa y seguridad” común. “Se reunirá regularmente para aportar respuestas operativas a los desafíos estratégicos comunes”, precisó Macron en la conferencia de prensa conjunta con Merz. El primer consejo francoalemán se celebrará durante el verano, añadió. “Estableceremos un programa común de innovación en defensa, para permitir las innovaciones disruptivas necesarias para la guerra del mañana”.
La sintonía personal y biográfica entre ambos líderes es fuerte: han pasado por el sector financiero, hablan un idioma económico similar y mantienen una relación complicada con su propio partido. Macron y Merz, que se proclama francófilo y amante de las costumbres francesas, especialmente las culinarias, se conocen bien, ya que se han reunido varias veces, tanto antes como después de las elecciones alemanas del 23 de febrero.
La agenda inmediata entre los dos países pivota en torno a los asuntos económicos y a la guerra en Ucrania, que a menudo se entrelazan. En el segundo aspecto, Francia espera mayor contundencia y respaldo a Kiev de la primera economía de la zona euro de la que mostró Scholz, siempre lastrado por los bloqueos de la coalición tripartita (con liberales y verdes) y por su falta de ímpetu internacional.
Merz, sin embargo, todavía mantiene cierta ambigüedad en temas sensibles, como la idea de un préstamo común europeo para la defensa, el envío de tropas terrestres a Ucrania o el suministro de misiles de largo alcance. En cambio,
La agresividad con la que Macron defiende ahora un proceso de autonomía respecto a la protección y dependencia estadounidense encuentra estos días mayor respaldo al otro lado del Rin. En París, sin embargo, son conscientes de que la posición del nuevo canciller no refleja del todo el sentimiento dominante dentro de su coalición, donde el apego a la relación transatlántica sigue siendo fuerte. Algo que podría ralentizar determinadas decisiones. El futuro consejo francoalemán debería empezar a poner en práctica durante el verano la nueva hoja de ruta.
En campaña, AfD recibió un claro apoyo de uno de sus principales aliados, Elon Musk, el multimillonario tecnológico, y del vicepresidente de EE UU, J.D. Vance. Merz condenó las recientes “observaciones absurdas” provenientes del país norteamericano, sin especificar declaraciones concretas, y dijo que “le gustaría alentar al Gobierno estadounidense… a mantenerse en gran medida al margen” de la política interna alemana.
La semana pasada, después de que , el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, calificó la medida como “tiranía disfrazada” y dijo que “Alemania debería dar marcha atrás”. Merz ha dicho que siempre sintió que EE UU “puede distinguir claramente entre partidos extremistas y partidos del centro político”. En conversación con la emisora pública ZDF el martes, el nuevo canciller alemán subrayó que él “no intervino en la campaña electoral estadounidense” que eligió a Trump.
El nuevo canciller alemán también quiere abordar la cuestión migratoria, con el fin de poder aplicar el endurecimiento de los controles fronterizos que prometió durante su campaña, y que ya preocupa a algunos de sus vecinos, como Polonia. De hecho, tras la visita a París, Merz volará a Varsovia para entrevistarse con su primer ministro, Donald Tusk, y mostrar la relevancia adquirida en los últimos tiempos, especialmente en cuestiones militares.
El Elíseo, por su parte, desea trabajar a partir de los informes de Mario Draghi y Enrico Letta, que denuncian el atraso de la economía europea frente a sus competidoras, EE UU y China.
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Source: elpais.com