Quién es el nuevo papa León XIV: Robert Francis Prevost, el primer pontífice estadounidense

Las plegarias de los feligreses reunidos este jueves en la catedral de Chicago fueron atendidas a eso del mediodía, hora local. “¡Habemus papam!”, escucharon de las retransmisiones televisivas de las cadenas de noticias que, aunque poco duchas en estas liturgias vaticanas, siguieron en directo el resultado del cónclave en Roma. Y ese papa resultó ser el cardenal Robert Francis Prevost. Nacido en la gran capital del Medio Oeste hace 69 años, escogió el nombre de León XIV para convertirse en el primer estadounidense de la historia que se sienta en la silla de San Pedro.

Prevost, que fue obispo de Chiclayo, en Perú, país al que ha estado vinculado desde hace 40 años en dos periodos distintos que suman dos décadas, se impuso finalmente en unas quinielas en las que fue ganando posiciones en los últimos días. Esas apuestas no daban ni mucho menos por hecho que el escogido provendría de esta parte del mundo. Al final, recibió en la cuarta vuelta el voto de 133 cardenales, que lo eligieron para dirigir una Iglesia con 1.400 millones de fieles, 61,9 millones de los cuales viven en Estados Unidos.

A diferencia de la mayor parte de sus compatriotas, este cardenal agustino es políglota y ha pasado gran parte de su vida fuera de Estados Unidos. Su vínculo con Perú es tan intenso que tiene la nacionalidad de ese país latinoamericano.

En Perú, adonde llegó a mediados de los ochenta por primera vez, fue misionero, párroco, profesor y obispo (entre 2015, después de que lo nombrara Francisco, y 2023). Su desempeño como misionero era algo que su predecesor, Francisco, valoraba. En el país andino lo recuerdan como un sacerdote siempre dispuesto a visitar las comunidades más pobres.

Prevost también se acordó de los feligreses de su antigua diócesis de Chiclayo. Es de esperar que la insólita mezcla de sus dos herencias, la de la Iglesia estadounidense y la latinoamericana, sea una de las claves que distinga su pontificado.

Habla español e italiano, como demostró este jueves durante su primera intervención como Papa, para la que renunció al uso del inglés. Hasta la muerte de Francisco, ocupó uno de los cargos más influyentes del Vaticano, donde era conocido como “el yanki latino”: era prefecto desde 2023 del Dicasterio de los Obispos.

Según el College of Cadinals Report, cuya web desvela las inclinaciones ideológicas de los cardenales y que estos días se ha empleado a fondo con los papables, Prevost es contrario a la ordenación de mujeres como sacerdotes, apoya la promoción de una iglesia sinodal, abierta al diálogo, y se ha mostrado ambiguo sobre el matrimonio homosexual. No se le conocen opiniones sobre la propuesta de modernización que supondría que el celibato sea opcional, sobre la celebración de misas en latín o sobre los acuerdos secretos entre China y el Vaticano.

En 2022, lo acusaron en Perú de no abrir una investigación sobre denuncias de abuso contra dos curas interpuestas por tres mujeres. La diócesis lo negó, y la Congregación para la Doctrina de la Fe concluyó, tras una investigación, que esas sospechas de encubrimiento carecían de mérito. Estos días, mientras su nombre iba ganando puestos, los defensores de sus opciones como nuevo Papa despacharon como bulos interesados las noticias que resucitaban aquel episodio.

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